Tomás Campos corta una oreja en Arnedo y sufre una cornada grave en el gemelo
Una oreja paseó el triunfador del Zapato de Oro del año pasado, Tomás Campos, antes de resultar herido ayer en el tercer festejo de este certamen novilleril de la localidad riojana de Arnedo.
Novillos de Nalvalrosal, con cuajo y pitones, y de juego desigual. El mejor, el tercero, noble y con mucha clase; nobles pero justos de fuerzas, primero, segundo y cuarto; y complicados los dos últimos.
Tomás Campos, oreja y silencio tras aviso en el que tuvo que matar De la Casa al resultar herido. Curro de la Casa, silencio tras aviso y silencio. Clemente, silencio tras aviso y silencio. En la enfermería fue operado Campos de una cornada extensa en la pantorrilla derecha, pronóstico grave. Menos de media entrada.
Tomás Campos volvía a Arnedo después del triunfo cosechado el pasado año, y lo hizo demostrando que posee un gran oficio y sabe lo que se trae entre manos. A su primero lo toreó con mando y poder, evidenciando un gran conocimiento de terrenos y sentido de la lidia, para acabar imponiéndose a las limitaciones de su antagonista, del que acabaría paseando un trofeo. Más de lo mismo en el cuarto: toreo suficiente y arrogante en lo fundamental hasta que en un descuido el astado le propinó la cornada de dos trayectorias, grave.
Curro de la Casa protagonizó dos faenas de similar corte. Posee un toreo sobrio, sin concesiones. Pero tanta pulcritud conlleva también cierta frialdad que hace que sus quehaceres tarden en calar en los tendidos.
A Clemente se le vio demasiado nuevo, y eso que a su buen primero le dio "fiesta" en una buena faena malograda con los aceros. En el sexto, complicado por reservón y orientado, no se dio demasiada coba ante la imposibilidad de estructurar faena.
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