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Con Roca Rey en el epicentro

madrid | decimotercer festejo del abono de san isidro

El líder del escalafón rozó la apoteosis, pero acabó entre avisos

Mermado por una paliza en el primero, Cayetano pasó con dignidad Jorge Martínez confirmó correcto la alternativa

Ole la firmeza de Juan Ortega

Rematando con estas bernadinas a ‘Abonador’ acariciaba Andrés Roca Rey tocar el cielo de Las Ventas con las manos, pero el toro tardó en doblar. / Juanjo Martín / Efe

Ficha de la corrida

Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. GANADERÍA: Seis toros del Conde de Mayalde de excelente presentación aunque con varios ejemplares con sobrepeso. El mejor fue el primero de Roca y abundó la falta de casta. TOREROS: Cayetano, de nazareno y oro, silencio y palmas. Roca Rey, de azul azafata y oro, dos avisos con petición y sin saludos en su primero y los tres avisos con división de opiniones en el otro. Jorge Martínez, de blanco y oro, que confirmaba la alternativa, silencio en ambos con aviso en su segundo. CUADRILLAS: Destacaron a pie Joselito Rus, Viruta, Juan Rosas y José Maraña. A caballo, Pedro Geniz y Sergio Molina. INCIDENCIAS: Decimotercer festejo de abono en tarde veraniega y con el cartel de ‘no hay billetes’. Cayetano fue asistido en la enfermería de “contusiones y erosiones superficiales, contusión cervical pendiente de estudio radiológico. Erosión con hematoma en escroto, región parietal derecha y cara anterior del muslo izquierdo. Pronóstico reservado que no le impide continuar la lidia”.

LLEGABA al ciclo isidril ese tsunami que reina en el mundo del toro y con su presencia se conseguía un nuevo no hay billetes a pesar de no encontrarnos con un cartel de clavel y puro. No era un cartel rematado, con confirmación de alternativa del murciano Jorge Martínez y el acompañamiento de Cayetano como padrino de la ceremonia. Pero la presencia de Roca Rey hizo que las entradas se agotasen en marzo y luego, a la hora de la verdad, iba a ser el limeño el epicentro de la tarde, pasando del clamoroso triunfo que tuvo en sus manos a escuchar cinco muy sonoros avisos, cinco.

La tarde arrancó para incluir la crónica en la sección de Sucesos. Qué de incidentes y ninguno bueno creó Estafador, un precioso castaño que dio 595 kilos en la báscula. Una mole de tremenda movilidad de salida que a la salida del caballo se llevó de una tacada por delante al confirmante y a Cayetano, siendo éste el más perjudicado. Tanto que lo dejó muy mermado toda la tarde, con la chaquetilla destrozada y estando en la enfermería desde que mató a su primero, segundo de la tarde, hasta que salió su segundo y que fue corrido en sexto lugar.

La que lió este toro nada más salir marcó el devenir de una tarde rica en incidencias que tuvieron trascendencia en el discurrir del festejo. Pero la tarde tuvo un nombre propio y fue el de Andrés Roca Rey, líder indiscutible del escalafón y que nunca pasa inadvertido, señal inequívoca, como le sucedió en Sevilla, que el peso de la púrpura pesa lo suyo. En su primero, corrido en tercera posición, rozó el cielo de Las Ventas con las manos, pero su recital de entrega, profesionalidad, valor y conocimiento iba a tener un final surrealista. Con un inicio emocionante de estatuarios y cambios inverosímiles, la faena discurrió entre redondos ligados y apretados, naturales largos con pases de pecho monumentales para terminar de calentar con bernadinas, pero... Tras exprimir todo lo que Abonador tenía, le pegó un espadazo que parecía suficiente, pero el toro se amorcilló, sonaron dos avisos y cuando al fin dobló surgieron los pañuelos para que tras la negativa, ni siquiera fuese obligado a saludar. Una de esas cosas raras que con tanta frecuencia ocurren en Las Ventas del Espíritu Santo.

Pero no acababa ahí el capítulo dedicado al surrealismo venteño. Y es que tras poderle a un zambombo llamado Jarretón que huía de su sombra y que hubo de ser picado al relance de un caballo a otro, y brindárselo a su hermano Fernando, esa lección de poderío merecedora de trofeos se perdió en el limbo. Andrés se encasquilló con la espada y tras dos pinchazos llegó la estocada que daba fin a la vida del manso. Pero el toro dijo que no doblaba y como la faena había sido a la moda, larguísima, los avisos empezaron a sonar, rematando el serial de incongruencias que el tercero sonase con el toro vencido en la arena. Y aquí sí reaccionó el público con una sonora división de opiniones.

Todo empezó con el percance ce Cayetano en el que abrió plaza, el dichoso toro de la ceremonia. A partir de ahí, el torero estuvo muy mermado y a su primero, segundo de la tarde, lo recibió de rodillas siendo nuevamente arrollado y teniendo que tomar el olivo como buenamente pudo. Había brindado a la plaza y quiso mucho, pero el público silenció su labor. En el otro, lidiado en sexto lugar y de nombre Atrevido, un toro con clase y sin fuerza, Cayetano estuvo digno y le aplaudieron.

Confirmaba alternativa Jorge Martínez, que ha sido gente de novillero y que tiene buen corte, pero entre el percance de salida y que no encontró material para el triunfo, su tarde soñada se le fue por el husillo del infortunio. La corrida del Conde de Mayalde, muy atacada de kilos, sólo dio un ejemplar que colaboró y fue el primero de Roca. Lo demás, mucho continente y poco contenido con Andrés Roca Rey en todos los focos hasta el 7-J, que vuelve.

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