Un 'Oloroso' con buen regusto
Santa Olalla cierra con el indulto de un buen toro de Gerardo Ortega un fin de semana triunfal al que se le añade desde Aroche los ecos de otro buen encierro de Villamarta con el que destacó el novillero Abel Robles
La tarde empezó sin Rivera Ordóñez, quien presentó parte facultativo para justificar la ausencia, y terminó con el sustituto suyo, el camero Oliva Soto, a hombros de los aficionados junto al mayoral de la ganadería de Gerardo Ortega, quien ayer volvió a echar otra corrida con buena presencia y exquisito juego y a la que además Oliva Soto le indultó el ejemplar de nombre Oloroso y marcado con el numero 53. Otro toro más a quien el pañuelo naranja le dio el pasaporte para los corrales y esperemos que para la cercana dehesa de donde salió ayer tarde.
Estuvo muy bien Oliva Soto con ese toro, al que desde luego ayudó mucho llevándolo siempre hacia adelante, dándole mucho sitio y templando esa embestida alegre que tuvo desde que saltó al ruedo y Oliva lo recogió muy bien de capote para embarcarlo en un recibo con el percal que entusiasmó a la plaza.
Le cuajaría después el camero otras tantas por la derecha que certificaron la exquisita nobleza de un animal que se dejó llevar del temple que marcaba la muleta del matador.
Oliva sacó después por la izquierda otras dos series importantes de muletazos de las que prácticamente salió la predisposición del torero para enseñar al tendido su deseo de indulto. De ahí al final, Oliva acompañó todo y sacó a saludar al ganadero en lavuelta al ruedo.
El que cerraba plaza, sin llegar a tener la calidad de su primero, también dejó mostrar a un Oliva decidido y compuestito con los engaños. La simpatía personal del torero hizo el resto y la plaza de Santa Olalla fue toda para él, máxime si tenemos en cuenta que Javier Conde estuvo poquito y mal. Dejó castigar en exceso a sus dos toros, especialmente al segundo de su lote, un animal que con otra predisposición torera hubiera tenido oportunidad de lucir bastante más de lo que se le adivinó en el tiempo que duró. A Conde se le fue la faena entre las dudas y la apatía de una tarde que aun con algo más de intención tampoco alcanzó brillantez y rotundidad en la lidia de su primero, otro de los buenos toros que ayer saltaron al ruedo.
La oreja en este toro no tapa para nada una tarde apática del malagueño, que se llevó la bronca tras ese episodio del que cerró su lote.
En cuanto al rejoneador Antonio D`Almeida, hay que decir que se le vió con oficio y buenas maneras ante el primero de su lote, un toro muy noble y bravo de Guillermo Acosta que le ayudó mucho a confiar caballos en momentos arriesgados.
En el otro de su lote, menos lucido pero intersante en su juego, D´Almeida volvió a dejar la sensación de buen profesional a caballo, aunque marró demasiado con los aceros y ello le privó de lograr algun merecido en trofeo.
Era este de Santa Oalla un merecido colofón a un fin de semana muy taurino en plena serranía onubense y que coronaba previamente la plaza de toros de Aroche, en donde la terna de novilleros aprovechaba una excelente novillada del ganadero onubense Federico Molina, quien con su hierro de Villamarta volvía a dejar claro el excelente momento por el que atraviesa su ganadería.
Tras el buen juego de la novillada lidiada en el Campillo, su ganado ayudó a que en Aroche se pudiera disfrutar de una bonita tarde de toros y, sobre todo, de un nombre torero del que nos cuentan con entusiasmo los aficionados verdaderas maravillas y que no es otro que Abel Robles.
Final de festejo con los tres novilleros a hombros, según nos relatan y, por supuesto, con el mayoral de una ganadería onubense que rubrica el excelente material bravo que tiene esta tierra.
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