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La Morantilla pone la sal y los toreros la buena disposición

3ª de abono en los califas

El hierro de Eliseo Morán tuvo un afortunado debut en Los Califas en una tarde en la que Manolito Vanegas y El Rubio logran cortar una oreja

Salvador Giménez

30 de mayo 2013 - 07:54

Qué debut ha tenido la ganadería cordobesa de La Morantilla en Córdoba. Posiblemente el soñado por su propietario, el doctor Morán Gómez. Novillos bravos, con motor, con clase, con fijeza y humillando en las embestidas; eso sí, con casta. Para andar ante ellos hacía falta mucha firmeza, precisamente la que le puso la terna actuante a pesar de su frescura en el arte de Cúchares. Dicen que para estar a la altura de un toro bravo hacen falta muchas cualidades. Los tres novilleros de ayer trataron de ponerlas, obviamente, y debido a su bisoñez las cosas algunas veces salieron y otras no, pero lo importante es que se pasó una tarde de toros entretenida.

Abrió cartel el venezolano Manolito Vanegas, que es un torero variado, bullidor, alegre en sus formas y con una conexión fácil con el tendido. Recibió a sus dos enemigos con faroles de rodillas, para luego manejar el percal con variedad. Banderilleó igualmente a sus dos oponentes tratando de hacer la suerte con pureza y a la vez espectacularidad, pues intentó con éxito el célebre par de Calafia en los medios. Con la muleta se muestra muy dispuesto. Trata siempre de hacer el toreo con mucha verdad. Adelanta el engaño y tira de los novillos con temple y soltura. En su segundo destacó su toreo al natural y en los adornos finales. No perdona tampoco un quite, entra cuando le toca y siempre busca el lucimiento. Hay que destacar que se va tras la espada con mucha decisión. Tanto, que ayer resultó volteado en sus dos novillos en la suerte suprema. Vanegas gustó, y mucho, en Córdoba.

El Rubio, así quiere anunciarse pues así le conocen, esta muy verde, pero suple su falta de oficio con una gran disposición. Ya en su primero apuntó un estilo personal cuya virtud principal fue el temple. Lástima que sendas volteretas en el final de la faena hicieran que ésta quedara un tanto desdibujada. No obstante se le pidió la oreja que la presidencia no otorgó. Mucho mejor estuvo en su segundo. El Rubio se encontró con un gran novillo y lo entendió, estando en ocasiones a su altura. Lo toreó con ambas manos con gusto, especialmente con la izquierda, y como mató certeramente paseó una oreja.

Romero Campos presentó como principal aval la valentía. Tiene un valor a prueba de bombas. Recibió a sus dos oponentes a porta gayola. En su primero, el lunar negro del encierro, no tuvo acople aunque lo intentó de todas las formas posibles. En su segundo volvió a demostrar que quiere ser torero. Quietud y voluntad ante un novillo que le permitió desarrollar el toreo, aún incipiente, que lleva dentro. Un toreo seco y sin alharacas, pero de mucha verdad y ortodoxia.

Lo dicho: tarde entretenida gracias sobre todo al juego de los novillos de La Morantilla y a la disposición de los toreros.

Ficha de la corrida

Ganadería: Seis erales de La Morantilla, bien presentados y de buen juego en líneas generales. Bravos, con fijeza y nobleza en sus embestidas. A excepción del 3º, los restantes fueron ovacionados en el arrastre. Toreros: Manolito Vanegas, de grana y oro. Vuelta al ruedo tras aviso y oreja. José Antonio Alcalde 'El Rubio', de caña y oro con remates negros. Vuelta al ruedo y oreja. Romero Campos, de azul añil y oro. Ovación con saludos y ovación con saludos tras aviso.

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