La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
La atención de las empresas y aficionados está puesta en la salud de Morante de la Puebla que ha decidido esperar a la trascendental cita del Domingo de Resurrección sevillano para volver a enfundarse el traje de torear después de un incierto inicio de campaña que ha estado acompañado de todo tipo de rumores. El artista de La Puebla ya causó baja en Navalmoral de la Mata –tenía que haber toreado allí el pasado fin de semana- pero su ausencia no sorprendió demasiado. El entorno del torero filtró un parte médico que marcaba “una infección respiratoria con fiebre, mialgia y mal estado general” como causa de la incomparecencia en la localidad cacereña. Pero el asunto podría tener otro alcance y ha vuelto a alimentar los insistentes rumores –se llegó a especular que tampoco estaría presente en Olivenza- sobre el verdadero estado del matador.
El diario El Mundo, que aborda si tapujos la dolencia psiquiátrica del torero, ha adelantado que el diestro cigarrero tampoco podrá hacer el paseíllo el próximo sábado en Almendralejo –estaba anunciado con Emilio de Justo y Juan Ortega- poniendo todo su esfuerzo para reaparecer en la plaza de la Maestranza acompañado de Sebastián Castella y Roca Rey para despachar un encierro de Matilla. Las carnes de las empresas y los aficionados, están más que abiertas…
Pero las alarmas del mundillo taurino ya estaban encendidas con anterioridad. Desde que Morante compareció el pasado 9 de febrero en el hotel Alfonso XIII de Sevilla para recoger el Premio Andalucía de Tauromaquia se habían disparado todas las dudas en torno a su estado personal. Su aspecto, las dificultades para agradecer el galardón, despertaron algunos fantasmas que se creían olvidados. No tardó en trascender, en voz baja, que el matador cigarrero podría haber experimentado un agravamiento de esa dolencia psiquiátrica –un trastorno de bipolaridad- que ya le obligó a retirarse temporalmente en 2004 después de una etapa convulsa en sus relaciones con la empresa Pagés. Aquellos desencuentros le llevaron a anunciarse en solitario en la plaza de Las Ventas en la tarde del mismísimo Domingo de Resurrección. Esos problemas de salud mental le obligaron a marcharse a Miami, donde fue tratado hace casi veinte años.
El pasado año, después de alcanzar la cumbre de su vida cortando un rabo de un toro de Domingo Hernández en la Feria de Abril, acabó viviendo un auténtico calvario por culpa de la lesión de muñeca que arrastró desde el 24 de junio en Badajoz. Ese día, además, se llevó una fractura costal que le obligó a un primer parón. Tuvo que esperar al primero de julio para reaparecer en la plaza de Zamora. Dos días después, toreando en el ruedo portugués de Vila Franca de Xira, sufrió una nueva cogida que agravó los daños.
El diestro cigarrero fue diagnosticado de una rotura de fibrocartílago triangular y lesión del ligamento escafo-semilunar y aunque forzó una primera y fugaz reaparición en San Fermín, el día 11 de julio, tuvo que volver a parar perdiendo varias fechas. Finalmente, después de desechar la plaza de Huelva, pudo reaparecer el 11 de agosto en la feria de Huesca aunque desde entonces su temporada se convirtió en un ir y venir antes de tomar la decisión de cortar definitivamente después de actuar en el primer compromiso -de los dos que había firmado- en la Feria de San Miguel.
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