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Así afecta la DANA a Sevilla hoy

Juan del Álamo, con firmeza, logra el primer trofeo de la Feria de San Isidro

Luis Nieto

09 de mayo 2015 - 01:00

El maratón taurino isidril comenzó con la sorpresa de la presencia del rey Felipe VI en una barrera del tendido 1, acompañado por el matador de toros sevillano Eduardo Dávila Miura. Primera vez como monarca. Ya en mayo de 2004, apenas diez días antes de su enlace, acudió junto a doña Letizia, con la que también presenció la Beneficencia de 2006.

Felipe VI recibió brindis en las primeras faenas por parte de los tres diestros -Joselito Adame, Pepe Moral y Juan del Álamo-.

El encierro de El Cortijillo, desigualmente presentado y con algunos toros de feas hechuras, con el añadido de un viento que molestó en la primera parte de la corrida, no pusieron las cosas fáciles para los espadas, entre los que destacó en el festejo el abulense Juan del Álamo, que cortó su sexta oreja consecutiva en Las Ventas a su primer toro y en el que el sevillano Pepe Moral dibujó los mejores naturales. La tremenda mansedumbre del ganado en los primeros tercios no permitió toreo de capa lucido.

Juan del Álamo, con firmeza, se entregó sin reservas ante su lote. Ante el serio, encastado e incierto tercero se la jugó. En los medios, de largo, comenzó una faena en la que consiguió tandas muy meritorias por el pitón derecho y logró una buena serie al natural. Con el toro a menos, empleó unos circulares invertidos para alegrar su acometida y cerró con unas manoletinas de infarto. Mató al primer envite y le concedieron una merecida oreja, que fue protestada por un sector minotirario del público.

Con el sexto, bastote, que dio un tumbo al picador, y que resultó complicado y deslucido, Juan del Álamo se la jugó en un trasteo en el que puso todo de su parte, sufriendo una cogida espectacular cuando muleteaba. El toro le cogió a la altura de las costillas, lanzando al hombre por los aires. Del Álamo se levantó sin aire. Se deshizo de la chaquetilla y se entregó en más muletazos. No mató al primer envite, pero impactó.

Pepe Moral dejó una grata impresión. Realizó una faena de menos a más ante el manso y noblón segundo, brillando a gran altura en tres series al natural. En la primera confió al animal con algunos muletazos sueltos; la segunda resultó redonda y en la tercera bajó la mano en pases mandones. Preciosa trincherilla como remate. Por el derecho, el astado era complicadísimo. Entró a matar bien y enterró la espada. El toro tardó en caer y el diestro precisó de tres descabellos, quedando en silencio lo que iba para premio.

Con el quinto, protestado por un sector del público por su trapío, la correcta faena de Pepe Moral no llegó a tomar altura.

Joselito Adame, que se estrelló con el peor lote, abrió plaza con un cinqueño mal hecho, cuesta arriba, colorao, careto y bizco del izquierdo. El mexicano realizó con el manso un trasteo con firmeza y sin eco. Con el cuarto, al que le costaba embestir y no descolgaba, Adame, tras un comienzo con muletazos por alto, se perdió en una faena a media altura que resultó fría. En definitiva, la presencia real y la firmeza de Juan del Álamo conformaron, en gran medida, la primera corrida del serial isidril.

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