Francisco Marco se reivindica y abre la puerta grande en Santander

El diestro navarro corta una oreja de cada toro de su lote, Castella cuaja una buena faena al sexto y el palco le niega un segundo trofeo y Ponce, sin opciones

El matador de toros Francisco Marco toreando de rodillas ayer en la plaza de Santander.
El matador de toros Francisco Marco toreando de rodillas ayer en la plaza de Santander.
Mundotoro / Santander

27 de julio 2011 - 01:00

GANADERÍA: Toros de El Puerto de San Lorenzo, importante el segundo -ovacionado-, exigente el tercero, bruto el cuarto y con movilidad y transmisión el quinto y exigente y enrazado el sexto. Un sobrero (1º) de Ortigao Costa, malo. TOREROS: Enrique Ponce, silencio y palmas tras aviso. Francisco Marco, oreja y oreja. Sebastián Castella, ovación con saludos y oreja. INCIDENCIAS: Plaza de Toros de Santander. Casi lleno. El subalterno José Luis González Barruecas de la cuadrilla de Francisco Marco fue herido cuando cerraba al segundo de la tarde. El torero de plata fue atendido de una cornada envainada en el gemelo derecho.

El diestro Francisco Marco abrió ayer la Puerta Grande en Santander en el cuarto festejo de feria, en el que debió acompañarle en hombros Sebastián Castella, pero incomprensiblemente, el palco infravaloró su faena al sexto y dejó el premio en una oreja. Sube el toro en Santander y sube aún más el nivel de exigencia presidencial. Incomprensible lo segundo. La corrida de El Puerto tuvo varios toros muy interesantes y de buen juego, aunque Enrique Ponce tuvo que pechar con un lote más deslucido, en el cual se lidió -por cierto- un sobrero de Ortigao Costa que reemplazó a un animal que no debió ser devuelto, pero ya se sabe, si no hay criterio.

El segundo, el perfil de su sangre, salió frío, se calentó en varas y en la muleta fue siempre a más. Aprovechó su galope Francisco Marco, que inició de rodillas en los medios y se lo dejó venir. Hubo un punto en que el toro quiso rajarse, pero, con inteligencia, el torero se lo sacó otra vez e instrumentó dos buenas tandas. Cerró con adornos y tras estocada al encuentro, corto una oreja con petición de la segunda. Otra cortó en el quinto, con movilidad y transmisión, aunque ciertas teclas por tocar, como el perderle pasos porque en la corta distancia protestaba. Marco tardó algo en verlo, pero con la derecha dejó dos tandas muy buenas. Luego alterno la mano izquierda -bajando el tono de su labor- y la derecha -volviendo a levantarla- para cerrar con unas emocionantes bernadinas.

Sebastián Castella mostró un buen nivel en el sexto de la tarde. Fue un toro exigente en bueno, con una embestida enrazada y con poder, para apostar. Y así lo hizo. Su faena, siempre en el mismo terreno, alternó las dos manos. De mitad de faena para adelante Castella toreó aún más despacio y tras estocada cortó una oreja con fuerte petición de la segunda que el presidente no quiso, no supo o nadie qué, pero no dio. Con el exigente tercero saludó una ovación. Fue este un toro exigente al que había que coger muy de cerca porque embestía una vez y tendía a reponer, además de ser algo agarrado al piso. La faena de Castella fue creciendo y desde la mitad, cuando se metió con el toro, hubo emoción por su corta y fuerte embestida.

Abrió plaza un toro con calidad que fue devuelto por tener la vaina del pitón rota. En su lugar salió un sobrero de Ortigao Costa que no dio opciones a Enrique Ponce. El cuarto fue un toro bruto con el que el valenciano estuvo profesional. Correcto, haciéndolo todo bien, robó muchos pases al de El Puerto, que se rajó mediada la faena. Empero, Ponce no acertó con la espada y fue silenciado.

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