Morante, 'expléndido' e incomprendido en Sevilla
FERIA DE ABRIL | OCTAVO FESTEJO DEL ABONO
El de La Puebla deja en Sevilla una antología del toreo a pie y pocos se enteran, empezando por el palco
Emilio de Justo, aunque sin Puerta del Príncipe, confirma en La Maestranza que es una figura del toreo
Vuelta al ruedo a un encastado toro de Olga Jiménez
Así lo hemos contado en directo: Emilio de Justo, al borde de la Puerta del Príncipe; disgusto para Morante de la Puebla
La incomprensión es el sino de los genios. También el reconocimiento tardío, cuando ya de poco sirve. Morante de la Puebla se toma esos lances con una sonrisa burlona y una llamada de atención a la presidencia. "No tienes vergüenza", le espetó a Gabriel Fernández Rey cuando le robó una oreja del primer toro de Olga Jiménez.
El arte de birlibirloque en el ruedo de La Maestranza. Eso hizo Morante con el que abrió plaza. Y no por su destreza para hurtar o estafar, sino porque se sacó de la manga una faena donde nadie daba un duro. Hay que ser un maestro para crear belleza, incluso, ante un sobrero derrengado, excesivamente picado, por cierto, por Pedro Iturralde. Ese repertorio lleno de gracia, temple y suavidad a media altura, la estocada fulminante, habría merecido un pañuelo blanco asomando desde el palco sin titubeos. Muy mal el señor Fernández Rey, que se guardó su cicatería también para el cuarto.
Con ese cuarto, Expléndido de nombre, con "x" en los papeles, según la ortografía de la casa Matilla, el de La Puebla del Río desplegó una antología del toreo a pie. En este caluroso Lunes de Farolillos, Morante ha revivido en el coso del Baratillo la historia de la tauromaquia. A pesar de lo estrafalario de su vestido —un terno naranja con bordados en hilo blanco—, dejó un cartel de toros a cada pase. Salió a torear con la montera calada y empezó la faena con unos torerísimos ayudados por alto en tablas. Después, el mentón hundido en el pecho, el cimbreo con la cintura… La torería en grado máximo. La riqueza de un arte que se pierde lentamente y del que Morante es el único y último cauce entre el pasado y nuestros días. Casi nadie se enteró, me temo. El presidente tardó una eternidad en concederle una oreja. Y el sevillano, a cambio, se entretuvo en pasearla con parsimonia por el anillo, sin perder esa media sonrisa del que sabe que la historia le hará justicia tarde.
Luego está el caso de Emilio de Justo, que rozó la Puerta del Príncipe pero, sobre todo, se consagró en La Maestranza con un toro extraordinario, también con el hierro de Olga Jiménez, llamado Filósofo. Tenía el animal dos puntas corniveletas, muy astifinas y el pitón oscuro, algo inusual en esta ganadería. La embestida era incierta, se venía a los engaños pensando, haciendo honor a su nombre. Tan dudoso era que, durante la lidia, se le coló a De Justo, que sufrió una voltereta escalofriante, poniéndose en pie varios metros más allá, y con la taleguilla descosida.
Pero el pacense —con el muslo vendado— no se amilanó y comenzó una faena llena de poderío con doblones a dos manos. Una faena emocionante, de figura del toreo sin discusión. Para él, los versos de Lorca: "Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura. Los que doman caballos y dominan los ríos: los hombres que les suena el esqueleto y cantan con una boca llena de sol y pedernales". Le cortó las dos orejas a Filósofo, que fue premiado con la vuelta al ruedo. El sexto, el toro que le habría permitido el triunfo, fue un el animal más descastado y deslucido del conjunto.
A Morante todavía le quedan dos corridas en esta Feria de Abril; a De Justo, ninguna. Los dos marcharon este lunes entre aplausos y vítores.
El regreso de Alejandro Talavante a La Maestranza, plaza que no pisaba desde 2018, también tuvo su aquel. Con el segundo, dejó su mejor versión: la herencia de Manolete y José Tomás, la del ídolo vertical sin mover las zapatillas, el torero abandonado que se rebuja con los toros hasta lo inverosímil. El Talavante de las dos rodillas en tierra para abrir boca, con temple, mando y valor. La espada, eso sí, una catástrofe.
El cartel del martes
Julián López 'El Juli'
Ha sido el primer triunfador de la temporada en Sevilla tras cortar dos orejas a un Cuvillo el Domingo de Resurección. Junto a Morante y Roca Rey, el madrileño es una de las bases del abono maestrante ya que, como final de fiesta, también se ha apuntado al cartel de La Quinta.
Alejandro Talavante
Segundo paseíllo del extremeño en el coso de El Baratillo después de su actuación de este lunes, donde perdió una oreja a causa de la espada. Talavante no estaba anunciado en la Feria de Abril desde 2018, a pesar de ser Sevilla una de las plazas que lo encumbraron.
Tomás Rufo
El joven torero toledano ha ganado a pulso estar anunciado dos tardes en el abono de Sevilla tras abrir la Puerta del Príncipe el día de su presentación en La Maestranza, el lluvioso Lunes de Farolillos de 2022. En las Fallas a punto estuvo de salir a hombros. Es la mayor promesa para renovar el escalafón actual.
Garcigrande
El hierro de Justo Hernández se llevó varios premios el año pasado por el buen juego de sus toros a lo largo del abono hispalense. Curiosamente, en la Feria de Abril de 2022, Morante desorejó a un encastado sobrero de la divisa charra en la corrida de Torrestrella. Aquella faena aún se recuerda en los alrededores de la calle Adriano.
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