Feria de Abril en la plaza de la Maestranza: los toros como Fiesta Mayor
Dos semanas de toros
La corrida dominical de la oportunidad servirá de nexo con el ciclo continuado, un serial de doce corridas de toros y un espectáculo de rejones que llevará a la primera fila del toreo a la plaza de la Maestranza
Lama de Góngora, Ruiz Muñoz y Calerito: a las puertas de una oportunidad
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El lujoso festejo del Domingo de Resurrección ya es historia. En la cuenta de resultados quedó la desigual presentación de la corrida de Matilla, la polémica que rodeó la lidia del sobrero fantasmal que saltó en sexto lugar y las dos tibias orejas que remendaron un espectáculo demorado por las inclemencias meteorológicas y que se resolvió con exasperante lentitud. Era el pistoletazo de salida a la temporada taurina en la plaza de la Maestranza y, sobre todo, la tranquilidad de contemplar a Morante haciendo el paseíllo –lujosamente ataviado de buvanvilla y oro en homenaje a Joselito- después de los insistentes rumores que cuestionaban su estado de forma para para cruzar la calle Iris camino de la puerta de cuadrillas. Le quedan tres más y las ganas de verle en plenitud permanecen intactas.
Pero antes de hablar del ciclo continuado que vendrá, hay que recordar que Lama de Góngora, José Ruiz Muñoz y Juan Pedro García Calerito, que repiten en el evento, vertebrarán este año el cartel dominical de oportunidades que ha pasado de sexteto a terna dejando en el camino a algunos pretendientes. Les espera, un año más, una corrida de Fermín Bohórquez que podría convertirse en espoleta de sus respectivas carreras. Lama, el más veterano, ha logrado aunar una encomiable capacidad a unas formas que ya son conocidas. Ruiz Muñoz, por su parte, asombró el pasado año por una cadencia y personalidad que debió ser mejor premiada. Calerito, finalmente, es uno de los valores más seguros de la ancha cantera hispalense y siempre ha dado la barba en Sevilla. Tienen en la mano seguir navegando en un escalafón demasiado cerrado. Se les desea suerte. Mucha.
Trece días de toros
Pero el grueso del abono se iniciará este martes, día 9 de abril, con el esperado ciclo continuado de festejos que se vertebra entre la preferia y las corridas de farolillos. Todo está preparado para que la plaza de la Maestranza se ponga en velocidad de crucero para escudriñar el estado de forma y fondo de la crema del escalafón y los principales pretendientes a ese trono del toreo que la fastuosa campaña publicitaria de Pagés ha elevado como hilo argumental del propio serial taurino. Se anuncian, si incluimos la cita dominical, un total de 26 matadores de toros y tres rejoneadores que se enfrentarán a 14 ganaderías distintas. La cita de Sevilla, por derecho propio, es el primer gran tamiz de la primera línea del toreo antes de que la gente de coleta escale el puerto de San Isidro. Ya lo dicen los clásicos: la categoría se adquiere en el dorado albero sevillano…
Morante es la base indiscutible de este abono que debe su grueso a las inminentes citas de primavera. Después de actuar en Resurrección está anunciado en tres tardes más en las que estoqueará tres encierros muy escogidos: El de Juan Pedro Domecq forma parte de las preferencias habituales del diestro cigarrero que ha vuelto a decantarse por las reses de Domingo Hernández, hierro que marcaba el anca del toro Ligerito que se marchó para el desolladero sin el primer rabo que se concedía en la plaza de la Maestranza en el siglo XXI, definitivo acontecimiento de una Feria, la del pasado año, que fue pródiga en faenas de alto nivel. Los núñez de Alcurrucén, finalmente, han sido una de las novedades ganaderas de este 2024. Es la sangre escogida por Morante para encastar el antiguo hierro de Pérez de la Concha que adquirió el pasado año haciendo un nuevo guiño a la historia del toreo. La pregunta del millón es… ¿Podrá volver Morante a las altas cumbres que ha escalado en los tres últimos años? ¿Cuál es su verdadero ser y estar? ¿Qué demonios rondan su mente? Es la incógnita más hermosa de una feria montada por y para su reinado que, por ahora, no tiene visos de ser relevado.
La primera línea
Más allá de la primacía de Morante, que tiene contratadas una quinta corrida en septiembre, hay que consignar el estrellato indiscutible de Roca Rey que en Resurrección puntuó ensayando un nuevo concepto –de mayor cadencia y encaje- después de revalorizar su papel de cara a la gran temporada en las pasadas Fallas de Valencia. El indisimulado veto que ejerce sobre Daniel Luque –más pronto que tarde tendrán que verse las caras en un ruedo y delante del toro- nos privará de un necesario choque de trenes. El matador de Gerena, con tres bolos en primavera, navega en la actualidad al máximo nivel de capacidad y creatividad y debía haber tenido plaza natural en la corrida de Resurrección. La fontanería del toreo le dejó fuera poniendo el puesto en bandeja a Sebastián Castella, avalado por la justita Puerta del Príncipe, la única de su carrera, que logró en San Miguel. Eso sí, el francés no dejó de puntuar en la corrida pascual. Tiene otra cita en primavera y una tercera en septiembre.
Pero hay más: si hay un torero esperado en la Feria de Abril de 2024 es Juan Ortega que poco a poco va dejando atrás la indeseada notoriedad pública que siguió a su frustrado enlace matrimonial. La calidad del diestro sevillano –sus cumbres capoteras son auténticos acontecimientos- se ha podido comprobar en las primeras ferias del calendario. Si logra el ansiado acople con los toros de Domingo Hernández o Victoriano del Río –se anuncia dos tardes en abril- podríamos hablar de una verdadera revelación. Ortega ha ido ganando en regularidad y capacidad como apoyos de una calidad incuestionable. Es el más deseado…
En esa línea hay que ubicar a Pablo Aguado, que dejó el pasado año un gran sabor de boca en su actuación otoñal. Aquella revelación del 10 de mayo de 2019 empieza a estar cada vez más lejos pero Pablo tiene el don y cualquier día volverá a echar la moneda convirtiendo el toreo en esa caricia que pone a todos de acuerdo… En ese friso de toreros sevillanos hay que incluir la máxima novedad del ciclo. Es Borja Jiménez, un torero de otro concepto que cambió su vida taurina gracias a una inmarchitable fe en sí mismo, una forja silenciosa y el trampolín que supuso ese triunfo -de los de antes- con la corrida de Victorino Martín en la Feria de Otoño de Madrid. Los victorinos son, precisamente, el plato principal del matador de Espartinas que despachará en unión de Roca Rey –el veto a Luque ha tapado el gesto- y Manuel Escribano conformando uno de los carteles más apreciados por el aficionado. El de Gerena, uno de los triunfadores más sólidos de 2023, vuelve a apostar por los antiguos albaserradas que suma de nuevo a los miuras. En esa corrida se apunta sin demasiado fundamento un Fandi en horas de recogida y un nuevo y solvente especialista en la temida divisa de Zahariche: el camero Esaú Fernández.
En la declinante y longeva primera línea, para qué lo vamos a negar, a estas alturas no despiertan demasiados entusiasmos a José María Manzanares –tan lejos ya de sí mismo- o Alejandro Talavante, refugiado en una resolución facilona. Más interés despierta Emilio de Justo o Paco Ureña –uno de los mejores intérpretes del inicio de campaña- e incluso Tomás Rufo, un torero joven que ya cuenta con dos Puertas del Príncipe que debe pasar del productivismo a la profundidad.
El resto de la tropa, a un contrato por coleta, tiene distinto predicamento. El riojano Urdiales es de paladares selectos aunque un punto inconstante. Ginés Marín, no se olvide, firmó el pasado año una de las muchas y buenas faenas que se vieron en la Maestranza. El Cid, que volvió en 2023 mejor que se fue, tiene plaza con los ‘grises’ de La Quinta. Cayetano apura sus postrimerías; Garrido lucha por recuperar la ilusión que despertó de novillero; David de Miranda, el valiente diestro choquero, podrá presentarse por fin en Sevilla; también lo hará Leo Valadez y Perera, otro matador muy de vuelta, aterrizará en el coso sevillano bajo el amparo de su nuevo asesor artístico: el gran Diego Robles. El festejo de rejones incluye la presencia de Diego Ventura en vis a vis con Guillermo Hermoso de Mendoza, hijo de su verdadero rival. Por delante va, de convidado de piedra, Sergio Galán.
Un repaso apresurado al elenco ganadero revela la primacía del encaste Domecq en sus distintas ramas aunque la presencia de otras sangres históricas –Santa Coloma, Núñez, Albaserrada y Murube- se hace presente en las corridas de La Quinta, Victorino Martín, Alcurrucén y Fermín Bohórquez. El ciclo volverá a ser cerrado por la inquietante divisa de Miura que estrena Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Suerte para todos.
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