El Faraón, aniversario y galardones

Curro Romero, a sus ochenta años y tras cuatro décadas como artista excepcional, representa el toreo eterno sevillano

Romero, en su última actuación, el 22 de octubre de 2000, en La Algaba.
Romero, en su última actuación, el 22 de octubre de 2000, en La Algaba.
Luis Nieto Sevilla

03 de diciembre 2013 - 01:00

Leyenda viva del toreo. El Faraón de Camas, Curro Romero, 80 años cumplidos el pasado domingo, continúa recibiendo premios por una carrera excepcional en la que rompió moldes gracias a la armonía que imprimió en lances, especialmente a la verónica y media verónica, que dibujaba con su capotillo sedoso, y en muletazos gráciles, enmarcados en magia.

Desde aquel 22 de octubre de 2000, cuando en un festival benéfico puso punto y final en silencio a su carrera en la recoleta plaza de La Algaba, los homenajes y galardones al torero proliferan. En algunas ocasiones, por su modestia y timidez, pasan de soslayo. Algo así como sucedió con su valor y su afición, condiciones no siempre valoradas en un torero que escribió páginas de oro a lo largo de 47 temporadas en activo, 42 de ellas como matador de toros, consiguiendo un palmarés extraordinario: cinco Puertas del Príncipe en Sevilla, seis Puertas Grandes en Madrid... y seis corridas en solitario con pasajes en los que el respetable acabó enloquecido, como en aquel festejo de 1966, con toros de Urquijo en la Maestranza, "con el público puesto en pie en los dos primeros toros", como revivía en estas páginas el propio Romero.

Nacido el 1 de diciembre de 1933 en Camas, hijo de Andrea y Francisco, trabajó de zagal en la finca Gambogaz y como recadero en sendas farmacias de La Pañoleta y Camas. Debutó en la plaza de la citada Pañoleta el 25 de julio de 1954 y pisó por primera vez su Maestranza el 26 de mayo de 1957, sustituyendo a Mondeño y cuajando al novillo Radiador, de Benítez Cubero. Desde la alternativa, el 18 de marzo de 1859 en Valencia, vivió desde su atalaya artística el paso de varias generaciones toreras.

Lejos de la estadística, logró algo que únicamente consiguen los grandes artistas: convertirse en un icono. De hecho, sus partidarios, aglutinados en el currismo, hicieron de él un dios y bajo el cielo, un juez de la justicia terrenal llegó a dictar una sentencia en la que designaba al Faraón como "creador de una ilusión permanente, de una esperanza incondicional y una forma de entender la vida".

Medalla de las Bellas Artes, Medalla de Andalucía, académico de las Bellas Artes Santa Isabel de Hungría... Curro Romero ha cosechado los galardones más significativos por su arte. Entre los últimos, el Faraón de Camas ha recibido recientemente otro que le ha llegado al alma. Ha sido el primer torero en recibir el galardón con el nombre de Juan Belmonte que ha entregado la recién inaugurada Tertulia Taurina de Cañada Rosal. Romero ha declarado: "No soy mucho de premios, aunque los agradezco, pero recibir uno con el nombre de Juan Belmonte es lo más importante que le puede pasar a un torero".

stats