Fandiño consigue el único premio de la tarde

El torero vasco corta una oreja al último toro del festejo

El diestro vasco Iván Fandiño, en una gaonera a su primer toro en la plaza de Zaragoza.
El diestro vasco Iván Fandiño, en una gaonera a su primer toro en la plaza de Zaragoza.
Javier Valero (Efe)

10 de octubre 2012 - 01:00

GANADERÍA: Toros de Gavira, grandones y descastados. Los mejores, quinto y sexto; y peligroso el cuarto. TOREROS: Curro Díaz, silencio y ovación. Jesús Martínez 'Morenito de Aranda', silencio y ovación tras aviso. Iván Fandiño, ovación y oreja. Incidencias: Plaza de toros de la Misericordia de Zaragoza. Un cuarto de entrada en tarde de calor.

El diestro Iván Fandiño cortó la única oreja de la Corrida Goyesca celebrada ayer en Zaragoza, sexto festejo de abono de la Feria del Pilar, en el que no consiguieron triunfos Curro Díaz y Jesús Martínez Morenito de Aranda.

Fandiño estuvo muy firme toda la tarde, especialmente en el sexto, un buen toro al que recibió con dos largas cambiadas de rodillas de mucho riesgo y exposición, para luego continuar con un toreo variado de capa, galleo incluido por chicuelinas para poner en suerte en el caballo.

Con la muleta no se lo pensó dos veces y comenzó la faena en los medios citando al toro de largo y pegándole una serie ligada de derechazos, preludio de otras dos todavía mejores por ese mismo lado, poniéndole la muleta adelantada y llevándolo largo y templado. Se fajó de verdad el de Orduña, pasándose el toro realmente cerca.

Cuando se puso al natural, con la muleta retrasada, la obra no salió tan perfecta. Tenía, no obstante, las orejas prácticamente en sus manos, pero una estocada defectuosa y un descabello hicieron que el pañuelo del presidente saliera una sola vez.

Su primero resultó soso y con muy poca fuerza, suficiente para que la faena no calara a pesar del intento de Fandiño.

Curro Díaz, definitivamente, no tiene suerte con sus lotes en Zaragoza. Al primero le recetó una bella serie al natural, pero sólo una, porque enseguida se rajó el animal.

Algún pase suelto fue un canto al toreo grande, pero faltó continuidad pues el toro siempre quiso buscar el abrigo de las tablas, y fue imposible ligarle dos pases seguidos.

El cuarto fue la oveja negra de la tarde, hasta el punto de quedar imposible y con peligro en los últimos intentos del torero de ponerse por uno y otro pitón.

Morenito de Aranda pasó muchos apuros en su primero y al final quedo a merced del toro, que siempre fue el que mandó en una faena mal planteada en la que los muletazos fueron de abajo arriba, es decir, al revés.

El quinto fue un buen toro por el pitón izquierdo, y Morenito se perdió en una labor muy larga y de poco poso en la que llegó a escuchar un aviso.

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