Daniel Luque abre la Puerta Grande
El torero sevillano corta una oreja de cada uno de sus toros · Uceda Leal y Morante de la Puebla se marchan sin trofeos
GANADERÍA: Toros de Daniel Ruiz, bien presentados y de juego desigual; siendo los mejores tercero y sexto. TOREROS: José Ignacio Uceda Leal, silencio y silencio. José Antonio 'Morante de la Puebla', silencio y saludos. Daniel Luque, oreja y oreja. INCIDENCIAS: Plaza de toros de Gijón. Trescuartos de entrada.
El diestro Daniel Luque cortó dos orejas, una de cara toro de su lote, y salió a hombros en el tercer festejo de la Feria de Begoña de Gijón.
Poco pudo hacer Uceda Leal con el primer toro que le tocó en suerte, que perdía las manos cuando embestía. Lo intentó el madrileño por naturales muy bien ejecutados, pero el diestro, que no vio faena, optó por entrar a matar pronto. El resultado: pinchazo y estocada a un toro que fue pitado en el arrastre. Brindando al público inició, un siempre elegante Uceda, una faena en la que se mostró muy voluntarioso y entregado, pese encontrarse un astado nada colaborador que ya en el último tercio perdió las fuerzas. Lo intentó por el izquierdo, pero no hubo manera. Por el pitón derecho le gustó algo más. Tampoco tuvo suerte con los aceros con tres pinchazos y una estocada que no le valieron ningún apéndice. Faena que no dejó poso en El Bibio.
Comenzó Morante de la Puebla con verónicas espléndidas y artísticas que arracaron los olés del público gijonés. El toro, que apenas fue picado, poco más dio de sí. Con embestida irregular, el diestro no supo poner sitio a un animal con el que no se acopló. Fue pitado en el arrastre. El de La Puebla del Río encontró en el segundo astado de su envío un toro carretón y muy justo de fuerzas. Comenzó faena por ayudados por alto muy toreros, continuando con muletazos exquisitos. Por naturales, el diestro vio que el toro no tenía un pase y volvió a intentarlo por el derecho. Una gran estocada animó a un público que premió la voluntad del diestro haciéndolo saludar desde el tercio.
Luque llevó a su primero entre algodones, ajustando los tiempos para que el morlaco se recuperase entre pase y pase. Comenzó con verónicas llenas de sabor y chicuelinas lentas y artísticas. Además, deleitó al público gijonés con estatuarios perfectamente elaborados. El diestro realizó una faena variada y con empaque que le valió un trofeo. También supo mimar a su segundo que lo recibió con la quietud de la muleta y las formas de la verónica, marcando un estilo personal. Muletazos lentos y profundos, gustándose el torero, y siguió con remates de pecho exquisitos. Remató la faena con adornos muy artísticos y un estoconazo, tras un pinchazo, que cuajaron una tarde en la que el diestro, que sustituía a Cayetano, salió a hombros.
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