ESPECIAL MATADORES (VII)
Manuel Escribano: la épica como norma
Más de un centenar de personas recibieron a las 20:30 de ayer, en la puerta del polideportivo de Sepúlveda (Segovia), el féretro con los restos mortales del diestro segoviano Víctor Barrio, portado a hombros por miembros de su cuadrilla y ovacionado al grito de "¡torero!, ¡torero!". Los familiares de Barrio acompañaron la comitiva desde el tanatorio de esta población donde residía junto a su esposa, Raquel Sanz.
La entrada del féretro en el polideportivo, donde quedó instalada la capilla ardiente, provocó momentos de emoción entre los vecinos y aficionados que esperaban su llegada, entre ellos varios noveles del toreo que solían entrenar con Víctor Barrio, víctima de una cornada mortal el sábado en Teruel, durante el segundo festejo de las Fiestas del Ángel.
Aplausos y exclamaciones de "¡torero! ¡torero!" acompañaron el recorrido del féretro hasta el lugar donde quedó expuesto junto a varias coronas de flores, cuadros e imágenes del torero fallecido.
La misa funeral se celebrará hoy en la iglesia de San Bartolomé de este municipio, para la que la familia ha pedido respeto para preservar el carácter íntimo que desean.
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