2025: un año crucial para el futuro de la plaza de toros de Sevilla
El contrato que suceda al que expira a final del año que está a punto de comenzar deberá adecuarse a las exigencias y las necesidad de los tiempos para la gestión de un edificio que trasciende de su mera función taurina
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El 31 de diciembre de 2025 es la fecha de finalización del contrato que vincula a la empresa Pagés y la Real Maestranza desde el 16 de diciembre de 1932, hace poco más de 92 años. Se avecina un año de movimientos y conversaciones discretas sin olvidar que ambas partes, a la vez, siguen enredadas en el doble pleito del IVA y la explotación turística de la propia plaza de toros. No deja de ser un escenario complejo en el que, en voz baja, se habla de otros pretendientes que esperan su oportunidad para presentar las respectivas cartas credenciales mientras mueven sus propias fichas en la sombra del proceso.
Ramón Valencia, que concedió una difundida entrevista a Diario de Sevilla, considera que la campaña fundida a negro del año del covid implica una temporada automática de prórroga. Todo está por ver mientras la empresa acapara otros titulares de la prensa especializada por cuestiones que, aparentemente alejadas de Sevilla, podrían estar estrechamente vinculadas a la nueva etapa que iniciará la plaza de toros -con renovación o sin ella- tras el fielato del próximo año. Casualidad o no, la empresa afrontaría la recta final con varios frentes abiertos sumados a los pleitos que colean con sus caseros. El primero de ellos es el asunto candente de la televisión. Pagés denunció a Onetoro por incumplimiento de contrato después de la cancelación de la emisión prevista de la Feria de San Miguel. Un año y medio largo antes había sido, en unión de la empresa de Madrid, una apoyo clave en la irrupción de la nueva plataforma que implicó la desaparición de Movistar Plus. Sin la Feria de Abril y San Isidro el futuro del canal es ahora incierto.
Más reciente es la denuncia de la licitación de la plaza de toros de Santander. Se ha contado hasta la saciedad: la rúbrica por poderes del precontrato de Diego Ventura, que contaba con la aquiescencia verbal y vía whatssap del apoderado del jinete cigarrero, está en el epicentro del asunto. Valencia optaba a la adjudicación del coso montañés formando UTE con la casa Matilla pero la balanza se inclinó del lado de Lances de Futuro, la firma que dirige el empresario sevillano José María Garzón, uno de los nombres más repetidos en las quinielas de pretendientes a la gestión de la plaza si, llegado el caso, la Real Maestranza no considerara la renovación del antiquísimo contrato con la empresa Pagés.
El cuerpo nobiliario se encuentra, además, en su propio proceso de sucesión. Santiago de León Domecq apura la segunda prórroga extraordinaria de una tenencia que tendrá relevo en el estreno del verano. De puertas para fuera es difícil atisbar si el actual teniente de Hermano Mayor abordará la revisión del contrato antes de pasar el bastón de mando o será su sucesor el encargado de cocinar esa patata caliente. Pero, más allá de esa discreción, el cuerpo de caballeros sí anda tomando nota de los agujeros negros de un contrato que tendrá que adaptarse a las circunstancias del negocio taurino de cara al segundo cuarto del siglo XXI y los usos, beneficios y proyección de un edificio que trasciende de su mero papel de plaza de toros.
El año 2025 es crucial para el futuro inmediato de la plaza de la Real Maestranza. También para la empresa Pagés, consagrada en exclusiva en los últimos tiempos a la gestión de uno de los escenarios taurinos más resonantes de este universo de las sedas y los oros que comenzó su vida taurina hace más de dos siglos y medio.
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