Las últimas palabras de Julián Muñoz, su última entrevista
El programa 'De viernes,' en Telecinco, el pasado día 13 tuvo al ex alcalde marbellí en una intervención grabada que fue contundente
Muere Julián Muñoz, exalcalde de Marbella
La familia de Julián Muñoz se reunió en torno a él en las que fueron sus últimas horas
Julián Muñoz fue sincero en De viernes al decir "me jode irme". Pero se ha ido, y lo sabía. Era su última entrevista, y con la salud ya pendiendo de un filo hilo y con la voz entrecortada, el que fuera todopoderoso personaje del GIL de Marbella, tenía bien claro que esa aparición grabada en Telecinco iban a ser sus últimas palabras e imágenes que se iban a tener de él.
Muñoz ha fallecido este martes en Marbella, rodeado de su esposa, su mujer en dos etapas llenas de altibajos, Mayte Zaldívar, sus dos hijas, su nieto... Los amigos leales que le quedaban y un halo de tener y callar mucho más de lo que parecía. Se ha ido tranquilo porque consiguió el perdón de Zaldívar, a la que constantemente le requería para tener su asentimiento. Ella tiene una relación sentimental larga con otra persona pero se casó en este año por variadas razones personales (y económicas). Muñoz se despide tranquilo, "confesando todo lo que tenía que confesar", ha venido asegurando Zaldívar que ahora le queda un camino por recorrer como viuda mediática. "Estamos casado por respeto y por cariño, y el que no quiera entender son analfabetos mentales", zanjó ella.
Y añadió él, "esta mujer no se ha quedado un duro del pueblo", aunque Zaldívar fuera condenada por blanqueo de capitales.
El ex alcalde aprovechó sus circusntancias de ser personaje de interés por lo que dice y por lo que calla y cuando estuvo en De viernes, hablando desde Marbella, sabía que no le quedaba mucho más allá de un par de semanas de vida, con un agresivo cáncer de pulmón que le ha terminado de triturar tras años de salud maltrecha.
El calvario del cáncer junto a otras dolencias que se le acumulaban hicieron de estos meses un desatino para Muñoz, con una mala calidad de vida. Pensaba a cada momento en la muerte y admitió ante las cámaras que tenía miedo a morir, miedo a irse, miedo a que todo acabara. De ahí que fuera tan importante reconciliarse, tapar las heridas, taponar los problemas. En esas rencillas pendientes quedará la de Isabel Pantoja. "No fui feliz en todo el tiempo que estuve con esa señora", declaró. Un grave error. Sus palabras de amor, que quedaron por escrito, difieren algo de esa infelicidad que aludió postreramente.
El que fuera sucesor de Jesús Gil en la alcaldía en 2002 se marchó asegurando que estaba en paz con sus seres queridos y a sus 76 años llegaba el momento de cerrar y finalizar una vida que entre juicios, cárceles, enfermedades había tenido 20 años de condena, la que se dictó acumulando sus delitos.
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