Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Vocación
Es el rostro más visto cada día, con permiso en ocasiones de Vicente Vallés, su relevo en la parrilla. El presentador del concurso Pasapalabra, Roberto Leal, quería ser dibujante de pequeño y ahora pasados los cuarenta, ha cumplido su sueño con Mi abuelo Pepe. Un cuento para decir adiós, escrito junto a su esposa, Sara Rubio, e ilustrado con la ayuda de su hija Lola, ha explicado este jueves en la presentación de la obra.
Un libro sobre la muerte porque es un tema que aparece en algún momento en la vida de todos los niños, como le ocurrió a su hija Lola cuando falleció su abuelo Pepe, el padre del periodista, cuando ella tan solo tenía dos años.
Para explicarle a la mayor de sus dos hijos qué ocurre con las personas cuando mueren, Leal y su mujer se inventaron la existencia de Yayolandia, un planeta al que van los abuelos cuando mueren y en el que mantienen las mismas aficiones y rutinas que cuando estaban aquí.
Esa historia es la que recogen en este libro publicado por destino y que ya está disponible en librerías. “Es una historia sencilla con la que no queremos engañar a los niños. Esto puede ayudar a contarles que los abuelos no desaparecen para siempre y que se les siga recordando”, ha señalado el presentador también de El Desafío.
"Explicar la pérdida a los niños a través de un cuento puede ser más fácil", ha contado Leal, que ha señalado que “no deja de ser una manera de calmar esos pensamientos sobre la muerte que puedan tener los niños”.
Escribir este libro e ilustrarlo junto a Lola, que a sus seis años ha dibujado algunos planetas, las palomas o el gato, le ha servido para hablarlo con más naturalidad.
"Me da pena que ella no lo conociera en plenas facultades", reconoce Leal al hablar de la muerte de su padre poco antes de cumplir 66 años. “La pérdida de un padre va sanando pero no se cura nunca”, ha continuado el sevillano, visiblemente emocionado al recordarlo.
Además, ha revelado que tiene una parte creativa a la que “le gustaría seguir investigando por aquí” y escribir otros cuentos, pero “siempre que sea para ayudar o que sean historias que en un momento dado sirvan de bálsamo”.
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