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"El sol sale para todos"

Hoy se cumplen 30 años del estreno de 'Por la mañana', el magacín pionero de Jesús Hermida que creó escuela y fue cantera de profesionales

Jesús Hermida, la elegancia y la compostura perfecta en un plató, director y presentador de 'Por la mañana'. / Rtve
Francisco Andrés Gallardo

06 de abril 2017 - 02:37

No tardó ni un segundo en aceptar la idea de Pilar Miró. Le apetecía regresar a su casa y abrir el camino de la europeísta franja matinal que se había iniciado un año antes. Al cabo de treinta años TVE se extendía a la hora del desayuno (ya lo hizo de forma temporal en 1968), pero sin personalidad definida, entre culebrones y redifusiones. La nueva directora general quería un programa que compitiera con la radio, que de verdad transmitiera que la tele estaba despierta. Y ese maratón estaba predestinado al onubense Jesús Hermida, el español que más horas había dedicado a la televisión estadounidense, en sus años de corresponsal, y que se hallaba un tanto desaprovechado en las mañanas de Antena 3 Radio.

Hermida había regresado ocho años antes de su destino en Estados Unidos y había importado ideas como la sospecha de telerrealidad en De cerca (que terminó siendo sólo una entrevista)o el debate caliente de Su turno (bisabuelo elegante de Sálvame e incluso de El chiringuito de Jugones). Reconvirtió el Telediario de sobremesa en un magacín de actualidad, Crónica 3, que causó las iras de unos críticos que no les gustaba en verdad la televisión.

Con la idea de aquel acribillado ómnibus de sobremesa, en 1981, en los primeros tiempos televisivos de Iñaki Gabilondo y del director general Fernando Castedo (el aperturismo y la modernidad para una TVE que olía demasiado a Franco), Hermida retomó aquellos mimbres y decidió dar dignidad a un horario que más de uno imaginaba como coto exclusivo de "las marujas". Por la mañana cumple hoy 30 años y aunque las amas de casa y pensionistas devoraban las tostadas al calor del flequillo del silbante conductor, el primer matinal de TVE estaba llamado a mucho más. De hecho, todo lo que hizo María Teresa Campos y todo lo que hoy mismo hagan Susanna Griso o Ana Rosa Quintana ya lo hacía el de Huelva hace tres decenios.

"El sol sale para todos" fue el primer lema que lanzaba con énfasis su conductor. A su vera, un piano, el de Emilio Valera, ilustrando cada comentario, cada sección, y como primer rostro sonriente, contrapunto, Irma Soriano. Hoy mismo se bate el cobre en Gran Hermano VIP, pero hace treinta años daba los buenos días como tuviera enyesada la espalda. Ante unos ocho millones de españoles. Sí, 100% de share. A la joven del concurso del videojuego del "cao cao", una modernidad del spectrum, le costó hacerse con la naturalidad del plató mañanero. Hermida la fichó en pleno pasillo. Ella, presentadora del informativo regional de Madrid, pidió una oportunidad. Él sólo le pidió que se soltara el pelo.

Fue la primera de la cantera femenina de Por la mañana. Allí se apuntó una tal María Teresa Campos para porfiar, como en Radiocadena, en Apueste por una, con Patricia Ballesteros. En Navidad acabaría abroncando al jefe ante toda España aunque todavía diga que fue una inocentada. No la crean. Hermida tenía los ojitos derechos en sus niñas de la radio, las de Hora cero: Nieves Herrero y Consuelo Berlanga (estaba embarazada y se incorporó más tarde).

La virtud de Por la mañana era crear, inventar y reinventar todos los días. También reciclar, y un ilustre reportero como Javier Basilio, harto de carretera, se atrevía a hacer la introducción, con mucho cachondeo, del capítulo de Los ricos también lloran. Tuvo un cariñoso broche el infortunado bigotudo, que hacía de tacañón en El bote de don Basilio, que animaba otra chica de Antena 3 Radio, Miriam Díaz Aroca.

El anfitrión se reservaba todas las entrevistas, ese era el pacto tácito con el planeta, salvo autorización contraria, pero la parentela tenía carta blanca para probar, hacer y deshacer. Un montaje en directo, un teatrillo, una receta. Todo aquello que convirtiera a TVE en una cadena fresca sin perder el rigor, dispuesta a comerse a las futuras privadas, el deseo de Pilar Miró. Olvidados nombres como Curro Castillo o Elena Markínez, tipos encantadores pero que no crecieron como Agustín Bravo, la comadre de Terelu, Concha Galán, o el diputado Tony Cantó fueron otros de los que compartieron el directo intenso del norteamericano más onubense. Con su tertulia de consagrados pasó con A mi manera a la sobremesa en el verano del 89, cuando dijo adiós prematuramente este matinal padre de todas las mañanas.

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