'La segunda oportunidad' y los accidentes que ponían mal cuerpo a los conductores de los años 70

Fue el programa más efectivo para la seguridad vial en unos tiempos en que nuestras carreteras, sin apenas autopistas, llenas de baches y con coches y camiones atestados, eran una auténtica ruleta rusa. Ante el crecimiento de siniestros TVE creó La segunda oportunidad. Un programa sobre buenos hábitos en la conducción emitido entre 1978 y 1979 y que se instaló en la parrilla en la noche de los viernes antes del Un, dos, tres con Kiko Ledgard.

De ahí que se recuerde este espacio entre los espectadores veteranos. Era el mejor prime time de la cadena casi única, así que media España veía los accidentes de tráfico y las lecciones con moviola para rectificar (de ahí lo de “segunda oportunidad”). Para la audiencia queda en la memoria la banda sonora de Julio Mengod du-dú-a, du-dú-a, con aquel chysler estampándose contra una roca gigantesca que había aparecido, quién sabe con qué intención, en plena carretera.

La intención en realidad era divulgar e impresionar. Impactar, conmover. La segunda oportunidad, de apenas un cuarto de hora por emisión, estaba conducido por Paco Costas, el fallecido colaborador de contenidos sobre el motor en TVE durante varias décadas, y estaba realizado por Fernando Navarrete, creador de tantos proyectos en la cadena pública (como todos los espacios en directo de José María Íñigo, las Nocheviejas en directo de los años 80) y en su andadura en las cadenas privadas fue entre otros el responsable de Furor. Entre 2012 y 2018 fue además miembro del consejo de administración de RTVE.

En su equipo de La segunda oportunidad figuraba un joven cámara Enrique Cerezo, al que en las tomas fallidas se le puede adivinar entre las cámaras que en ocasiones eran ‘víctimas’ de los accidentes montados por el especialista canadiense Alain Petit, que destrozaba los Seat 124 y los Seat 1500 con una habilidad prodigiosa para salir indemne.

Petit, que aún vive, era el ‘cascadeur’, el especialista, de todas las escenas de riesgo de aquel programa. Con cada accidente se quería dar una buena lección a los conductores para que mantuvieran sereno el acelerador o se percataran del peligro deslizante de las curvas en condiciones adversas, los animales en la carretera y, por supuesto, el riesgo por el consumo de alcohol, del que por entonces la legislación era aún muy muy laxa. Con Petit de suicida, Enrique Cerezo, el futuro presidente del Atlético de Madrid y empresario de éxito en la producción cinematográfica, se especializó en cómo evitar chocazos.