'Secret Story 2': cuando las segundas partes sí son buenas
El nuevo 'reality' de Telecinco retoma la esencia del formato con un cásting anónimo, diverso e inclusivo y una puesta en escena que recuerda al mítico 'GH'.
Telecinco ha hecho caso a la audiencia, por fin. Secret Story 2 arrancó la noche del jueves como si fuera la primera edición de Gran Hermano hace casi 22 años: con expectación, ilusión, y concursantes anónimos.
Se llama Secret Story pero podía haberse llamado GH y el apellido que prefieran. Esa vuelta a los orígenes que tanto reclamaban los espectadores se ha producido y, además, con un cásting diverso e inclusivo de personas auténticas y desconocidas que tienen mucho que contar y son reflejo de la sociedad actual. Desde una persona no binaria a una joven de la España vaciada, pasando por un votante de Vox o personas racializadas, el nuevo elenco representa los distintos perfiles de nuestra realidad. Los famosillos de cuarta con ínfulas se han quedado fuera y el nuevo reality de Telecinco da cabida a personas de la calle con historias a las que engancharse de verdad.
La entrada más celebrada por la audiencia fue, sin ninguna duda, la de Carlos Peña, ya que se le dará voz en prime time a una minoría, la de las personas no binarias, lo que servirá para su normalización y divulgación de su realidad y la del lenguaje inclusivo. "Lo primero de todo, quiero saber cómo quieres que me dirija a ti", le preguntó Carlos Sobera en su primera conexión. "Cuando una persona me pregunta es porque me quiere tratar con respeto. Sé que a veces te sale en masculino, femenino o neutro. Mientras sé que la persona me habla con respeto, no me importa. Sí que a veces yo hablo en femenino porque me siento más cómode", le explicó.
Entre los favoritos a priori, Adrián Tello, el joven profesor de Primaria que conmovió a la audiencia recordando a su amigo fallecido en un accidente de tráfico. Su naturalidad y educación encantaron a unos espectadores hartos de tanto artificio y relumbrón ante las cámaras. Su éxito en las redes se disparó, y de 3.000 seguidores en Instagram ha pasado a 20.000, y la noche del jueves fue trending topic.
También llamó la atención Rafa Martínez, el fontanero humorista que hizo su presentación en una cama haciendo alusión a sus problemas para dormir.
La primera nominada –para su gran desilusión–, resultó ser la cordobesa Carmen, una estudiante de Matemáticas de 25 años apasionada del mundo digital.
También ha sido un acierto apostar por nuevas caras en plató, con nombres de tertulianos famosos que a priori no encajarían en este tipo de formato como Xuso Jones y Mario Vaquerizo, pero que traen savia nueva y con los que el público puede sentirse representado.
Mención aparte merece Carlos Sobera que, con su faceta más juguetona y teatral, demostró ser el complemento perfecto para un reality de anónimos e hizo olvidar a un Jorge Javier Vázquez que siempre se mueve entre famosos y famosillos.
A todo ello se le sumó una puesta en escena muy bien construida para dar agilidad y ritmo a la gala, aprovechando el misterio por conocer los rostros de los nuevos concursantes y haciéndoles jugar a pruebas para que el espectador se llevase una primera impresión de los mismos. Y es que no hay nada más celebrado por el fan del reality que decidan convertirles en un participante más, como ya sucedió en GH 16, aquella edición de secretos.
La dirección de Secret Story, por si fuera poco, ha buscado la complicidad de la audiencia haciendo que las votaciones sean gratis, escuchando así las críticas que recibió la anterior edición con famosos, ya que muchos entendieron que Cristina Porta y Luca Onestini alcanzaron la final gracias a los votos de pago.
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