Todo lo que representa la caída de Belén Esteban
Percance en 'Sálvame'
La caída de Belén Esteban tiene mucho de alegórico. Todo era jijí jajá hasta que de forma imprevista la de San Blas se escurrió de la barra para quedar dolorida en el suelo, como si fuera un número previsto y calculado. Lo que parecía una performance ha sido un percance más grave de lo que aparentaba, con la insistencia de Jorge Javier Vázquez en que “no había sido nada”. Sí, es lo que sucede a veces con los batacazos, que llegan sin avisar y no damos crédito. La primera reacción humana es no reconocer la evidencia. Belén incluso tendrá que ser operada de su doble fractura de tibia y peroné.
Teníamos ahí a Belén rodeada de sus amigos como en una mortaja cuando el número de Sálvame salió por la culata, aunque diera para un golpe de audiencia. Resulta incomprensible que se montara la prueba de resistencia colgadas sin las debidas comprobaciones y sin percibir que ni Lydia Lozano ni la alabada princesa estaban en condiciones de sostenerse unos segundos con habilidad y dignidad. Se vinieron arriba pensando en remedar los sacrificios de Supervivientes en ese bufé de la merienda que es el vespertino de Telecinco. Perpetrar ocurrencias a la ligera tiene estas cosas.
Este incidente innecesario se suma a los cambios en la dirección del programa y la implicación del colaborador Gustavo González en la obtención ilegal de datos policiales sobre los famosos.
Sálvame y sus métodos y estilos, más allá de la caída de una colaboradora, está en una encrucijada turbia. El público se marcha agotado y dentro del formato va a ser complicado tomar la reinvención correcta. Dorarlo con aspecto de contenido familiar no va a ser suficiente.
El programa se ha caído de la barra y no sabe cómo ha sido su accidente. Rehabilitar a este paciente no va a ser tan sencillo. A Belén, por supuesto, le deseamos una pronta recuperación y verla como siempre en su hábitat de las tardes.
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