Este es el presidente que suspenderá las libertades y la monarquía
Ficción no tan lejana
La serie 'La Valla', en Atresplayer Premium, que se estrenó en enero, relata en forma de pesadilla distópicas vivencias que han terminado por hacerse realidad
“Ciudadanos y ciudadanas, este será mi primer discurso y el más difícil”, pronuncia el presidente del Gobierno de La Valla, una ficción que arranca más o menos en el inicio de esta década, tras acaecer la Tercera Guerra Mundial, en un mundo sacudido por la crisis de un virus implacable.
“La economía se ha hundido, los recursos están gravemente comprometidos, los suministros imprescindibles, racionados”, pronuncia afectado el presidente televisivo que añade: “no es tiempo de estériles disputas políticas”, con un “gobierno de concentración” que anuncia un estado de excepción y la suspensión de la monarquía parlamentaria.
Cualquiera traga saliva cuando un símbolo parecido a la esvástica nazi prende de la solapa del dirigente.
En el Madrid de 2045, a continuación, aparecen las calles desiertas, controles en los accesos, familias confinadas por la enfermedad, niños secuestrados y un ejército al servicio de una élite hitleriana que ha condenado al hambre a la población.
La Valla es una serie original de Atresmedia TV que está disponible al completo en Atresplayer Premium, plataforma donde se estrenó el 15 de enero y que sólo dos meses después de su aparición los seguidores han ido comprobando que las pesadillas imaginadas en la serie se han ido aproximándose a pasos agigantados a lo que estamos viviendo.
De hecho, el Paseo de la Castellana vacío que aparece en el primer capítulo en la vida real, a día de hoy, sobrecoge más.
La semana pasada se cerró la primera temporada de una serie que nadie pudo concebir que se iba a acercar tanto a la actualidad inmediata. De hecho si los jerarcas de la ficción en lugar de tomar un aspecto de la SS de Himmler (que raya en la caricatura) se hubiera optado por un vestuario bolivariano, la distopía hubiera sido más abrumadora ante los ojos confinados.
Antena 3 estrenará próximamente esta serie que protagonizan Ángela Molina, Olivia Molina y Unax Ugalde. Son las historias personales de este contexto apocalíptico que ya no es tan lejano aunque acontezca en el año 2045, cuando tras veinte años combatiendo un virus que ha diezmado la población ese gobierno de salvación se ha transformado en un régimen clasista y totalitario. Sólo unos pocos gozan de bienestar y garantías y cualquier producto del súper se ha convertido en objeto de lujo. La brutalidad es la consigna de una España donde la esvástica luce en la franja central de la bandera. Apenas hay luz y sólo existe una cadena de televisión en todas las pantallas que transmite monótonos discursos de intimidación de una locutora con tupé años 30.
Es un universo entre El cuento de la criada, La lista de Schindler y 1984 con tintes de El internado, otra de las series de Daniel Écija, su productor ejecutivo y que destierra aquí cualquier rasgo juvenil.
La ficción comenzó a escribirse hace dos años. La intención no era narrar la lucha contra un virus letal en una población atemorizada por el totalitarismo sino que pretendía ser una parábola sobre la inmigración, la pérdida de derechos de los refugiados en un mundo deshumanizado donde no hay sitio para la compasión. Para más inri, los protagonistas han de defenderse de una vecina chivata, controladora de las duras consignas del régimen.
Sólo le falta poner un cartel en la casapuerta, en un bloque de un barrio asolado por la depresión general, donde los enfermos son leprosos medievales.
Atresmedia anunció el inicio del rodaje de La Valla en febrero del año pasado, con monos, mascarillas y nebulizadores como los que ahora podemos contemplar al asomarnos a la ventana. La ficción se presentó en diciembre en el festival MIMSeries cuando por China sonaba la presencia de un virus que aparentaba ser una crisis local.
La historia que venía a poner en alerta sobre lo fácil que es perder las libertades y asumirlo con mansedumbre llega a convertirse ahora en una clara advertencia que llega a ser incómoda de ver.
Daniel Écija quería convertir la serie en una lección sobre el rastro que deja una dictadura y el declive que origina el naufragio de una clase media, como reflexión para las jóvenes generaciones, que no llegaban a imaginarse lo que sufrieron sus antepasados. Unos temores que ahora se tocan con los dedos de una población encerrada en casa. Y La Valla, en Atresplayer Premium, nos lo dice al oído.
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