"'Nuestros personajes tienen un mensaje subliminal divino"

Manejan como nadie el arte del doble sentido y la ironía y tienen el privilegio de pintar una sonrisa en los momentos más complicados. Son magos del humor y, desde hoy, tendrán en su mano la varita que a buen seguro pondrá a Canal Sur en los puestos más destacados de la jornada con su programa Qué buen puntito .

-Llevan casi siete años sin aparecer por Canal Sur. ¿Cómo ha sido el reencuentro?

-Fantástico, como siempre. La verdad es que tanto César como yo estamos encantados de poder trabajar para la gente de nuestra tierra. Nos apetecía mucho volver a Canal Sur, ya que durante muchos años hemos sido emigrantes de la carcajada y ya nos tocaba volver.

-¿Es más fácil hacer humor para los andaluces?

- No creas. Es más cómodo porque estás en casa, pero no más fácil. Después de 30 años trabajando por fuera de Andalucía nos hemos dado cuenta de que, al que le gusta Los Morancos, le gusta al 100%, independientemente de dónde sea. En twitter, por ejemplo, nos llegan comentarios de gente de todas partes. Lo que pasa es que aquí estamos jugando en casa y eso se nota. Los giros y el doble sentido de nuestras parodias llegan al público del tirón. Fuera, en cambio, tienes que vocalizar más y dar las cosas más mascaditas.

-A pesar de eso, cuando habéis trabajado para las cadenas nacionales, las audiencias han estado de vuestra parte

-Afortunadamente sí. Hemos tenido la suerte de conseguir audiencias de récord, por encima incluso de los partidos de fútbol o las series de éxito del momento. Cuando trabajamos para Televisión Española, por ejemplo, conseguimos que más de 11 millones de espectadores vieran nuestro programa. Pero sí es verdad que por ser andaluz parece que tenemos que examinarnos en todo lo que hacemos.

-Con ese precedente, no le importará entonces que su nuevo programa se tenga que medir cada semana con Águila Roja.

-Al contrario. Ésa es una buena señal. Es signo de que Canal Sur confía en nosotros para competir con el resto. Hacemos nuestro trabajo lo más dignamente posible y la audiencia responde. Prueba de ello es que el pasado viernes, cuando presentamos Qué buen puntito en el programa de Juan y Medio, no tuvimos competencia. Y eso que competíamos con Sálvame Deluxe... Estamos a la espera de ver cómo contraprograman nuestra oferta Antena 3 y Telecinco.

-En esta nueva etapa recuperan a Antonia y Omaíta ¿Ha sido decisión propia o se lo ha pedido la cadena?

-Nos lo ha pedido, sobre todo, la gente de la calle. Teníamos claro que no podíamos hacer algo sin ellas; son tan divertidas... Además, nuestros personajes tienen un mensaje subliminal divino. Si te soy sincero, no entiendo a los que dicen que estamos menospreciando a los andaluces con estos personajes porque tanto Antonia como Omaíta existen en cualquier rincón de España. Sólo hay que echarle un vistazo a la serie Aída, que tiene nuestros mismos ingredientes. Una mujer ordinaria, una madre venida a menos, un hermano que no trabaja, una hija choni... Aída es la Antonia de Castilla.

-Antonia tendrá que convivir cada semana con personajes como Belén Esteban o Punset. ¡Vaya lío!

-En Qué buen puntito, Omaíta se viene arriba y dará consejos de cuatro o cinco minutos sobre las cosas más variadas, desde las medidas para salir de la crisis hasta qué hacer cuando la cosa está cortita de agua. Pero también habrá otros apartados, como el de Belén responde o el dedicado a Punset,que tendrá que explicar sus átomos y sus cosas a un flamenco culto. Recuperamos también nuestros videoclips, algo que ha gustado mucho en otras ocasiones. En total serán 40 minutos muy divertidos que espero que gusten a la audiencia.

-En sus anteriores programas se ha notado el toque carnavalero de sus guionistas. ¿Seguiréis contando con la ayuda de carnavaleros como Selu?

-Sí claro. Seguirán el Selu, el Gordo de Carmona, Jesús Alvarado y Ángel Pantoja. Formamos un equipo muy compenetrado y con muy buen rollo. Somos carnavaleros y eso no se puede ocultar.

-¿Pero cuánto de guión y cuánto de improvisación tienen sus parodias?

-No sabría qué decirte. En los papeles trabajamos para que cada parodia tenga una duración de cuatro minutos, pero nos liamos y, cuando nos damos cuenta, tenemos parodias de 11 ó 12 minutos que no sabemos cómo vamos a recortar.