La película que dio la idea a Lina Morgan para cambiarse de apellido

Historias de la tele

El próximo 17 de junio se estrena la docuserie que repasa la vida y dimensión artística de la célebre actriz cómica madrileña

Lina Morgan recibirá un homenaje en forma de serie documental en Movistar+

Quién es el heredero universal de Lina Morgan

Pepe Carabias, de alienígena, con Lina Morgan en la serie para TVE 'Una de dos'
Pepe Carabias, de alienígena, con Lina Morgan en la serie para TVE 'Una de dos' / RTVE

Un de los esperados estrenos en las plataformas en este mes de junio es el de la docuserie Lina para Movistar Plus +. Es una producción de 100 Balas a cargo de Israel del Santo, que ya estrenó la biografía Lola sobre Lola Flores hace dos años y ahondó en temas como El Palmar de Troya o las bombas de Palomares en sendas series.

Ahora le corresponde a un ídolo social español, una estrella de los escenarios, que contó con su propio teatro, La Latina, y que logró grandes taquillazos en el cine mientras la visita a sus revistas era un destino obligado para los turistas de provincias en aquel Madrid de los años 70 y 80. En los 90 irrumpió de lleno en la televisión con series como Hostal Royal Manzanares.

Lina Morgan en una imagen de archivo
Lina Morgan en una imagen de archivo / M. G

Lina Morgan, fallecida en 2015 a los 79 años, se llamaba María de los Ángeles López Segovia, un nombre real y demasiado largo para ponerlo en los cartel. Era una chica vivaracha, del Madrid castizo, que se forjó en las compañías infantiles y que a mediados de los años 50 estaba ya lista para dar el salto a las compañías de revistas. Sin tener una anatomía deslumbrante, sobre todo para los cánones de aquel momentos, María de los Ángeles se fue haciendo un sitio en los espectáculos de los que formaba parte con una desbordante vis cómica. Mientras que al apagarse los focos las joven madrileña de una familia numerosa, que había recogido cartones y latas para ayudar a su familia, se convertía en una mujer tímida y más bien sosa. Al pisar las tablas se transformaba. Y los espectadores pagaron expresamente durante décadas para verla a ella. Con la presencia de María de los Ángeles, de Lines, es decir de Lina, ya era suficiente.

Con "Lina Segovia" quedaba corto pero también sonaba muy común entre las carteleras de las vedettes, así que ella y su hermano que fue su escudero y asesor durante años, José Luis (además de arrendar con él su teatro), barajaron apellidos que sonaran únicos y su punto exótico.

La repuesta la hallaron en "Morgan", también bisílabo como el nombre, fácil de recordar y pronunciar, que se hacía incluso común.

Lo de "Lina Morgan" fue por la película del momento cuando la vedette comenzaba a despuntar a principios de los años 60, una cinta de aventuras, del género de piratas mucho antes de que lo adaptara Johnny Depp. Morgan el pirata era un taquillazo en el Madrid de 1961 cuando Lina y José Luis adoptaron ese apellido pirata para que la joven actriz madrileña se abriera paso entre las escaleras y subiera en el cartel. Cortito, en cuatro sílabas.

Steve Reeves en 'Morgan, el pirata', la película que dio idea para su apellido a Lina Morgan
Steve Reeves en 'Morgan, el pirata', la película que dio idea para su apellido a Lina Morgan

Así que fue el pirata Henry Morgan, el capitán Morgan, al que dio vida un discreto pero musculoso actor escocés, Steve Reeves, el que dio la idea a los Segovia para adoptar ese apellido. Reeves fue el pirata Morgan y también Hércules o Tarzán. Con tal de enseñar cacho era suficiente entonces para ser héroe del peplum y de los ambientes caribeños. Su tocaya Lina tuvo una trayectoria mucho más extensa tras aquella película de piratas que acabaría reponiéndose en salas B y sesiones de cine infantil.

Lina Morgan tendría una carrera profesional como protagonista de espectáculos que abarcó casi 40 años, desde los 60 hasta entrado este siglo. Tras sus éxitos en TVE su estrella fue declinando poco a poco mientras dejó de ser una sorpresa para la audiencia, la misma que había remedado sus líos de rodillas en los años 80. La jefa de La Latina dejó de aparecer en los escenarios y siempre mantuvo su olfato y su exigencia hasta el final.

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