¿Qué ha pasado con 'Ni que fuéramos'? Los ex 'Sálvame' dan el golpe
Cuestión de hábito y de compañía que llega con éxito al canal Ten
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El pequeño canal Ten ha triplicado sus datos en esta semana desde el aterrizaje de antiguos integrantes de Sálvame que han reconvertido la fórmula en un programa llamado Ni que fuéramos Shhh (desde Mediaset les conminaron a omitir “Sálvame”). Detrás están los productores ejecutivos que sostuvieron aquella emisora de rumores, uyuyuys y alguna noticia entre meriendas y sofocos. Prosigue Belén Esteban, que sigue siendo mucho para sus fieles, y no está Jorge Javier Vázquez, atado por una empresa que igual le fustiga el lomo como le pone un piso.
Ni que fuéramos ha conseguido cuotas del 4% en una cadena que se contenta con el 1% por la acumulación del teatrillo de Caso cerrado. Pero ha sido aparecer María Patiño, Kiko Hernández o Mario Sandoval con cebos y conexiones para atraer a muchos de los que añoraban la compañía de Sálvame. El programa que lo ha notado de forma directa es TardeAR. Hay espectadores de Telecinco que han migrado a Ten, qué cosas. No son muchos, pero se ha percibido en el termómetro.
Este Ni que fuéramos ha roto tendencias y prejuicios porque hasta ahora ningún canal menor de la TDThabía conseguido fidelizar de golpe tanta audiencia, dentro de sus registros limitados. Es decir, una cadena novata puede rebañar tarta con atracción e inversión.
Ni que fuéramos ha sido bienvenido porque había seguidores que echaban de menos Sálvame, con sus virtudes y defectos, y no les importa ese aspecto de móvil, de cadena casera, de videollamada por Twitch que tiene el recuperado formato.
Lo que buscaban era su compañía, recuperar el hábito de estar al lado de Patiño o de Belén, porque forman parte de sus vidas. Incluso los sienten como familia. En un negocio tan marcado ahora por previsiones a largo plazo y conquistas de espectadores a pico y pala, Ni que fuéramos ha sido una pequeña sorpresa, porque de sopetón ha puesto a Ten en el mando a distancia y en las costumbres vespertinas. Hace una semana no hubiéramos apostado ni un pavo por la princesa del pueblo.
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