¿Qué pasa si no veo 'Juego de Tronos'?
La serie que abrió la década
Los Lannister y los Stark confirmaron el camino de la televisión de la globalización
La intrincada saga de George R.R.Martin es un tratado maquiavélico de la ambición; una excursión a los piélagos de las bajezas, entre tópicos medievales y ambientación de cuentos clásicos. Entre la fábula y la película X, con desnudos y sexo explícito. Cuero y efectos por ordenador.
Juego de Tronos es la serie con que arrancó esta década de las plataformas y la globalización televisiva, la que terminó de señalar el camino tras el ascenso narrativo y de producción de la cosecha de 2004 de Perdidos. El Hollywood instantáneo. La televisión imprescindible con la que había que estar al día (y por eso se pirateaba tanto, sobre todo por aquí). Cine seriado para estrenar en la pantalla de casa en cualquier rincón del planeta y comentarlo. ¿En el trabajo y en la paella familiar? No, más bien para hablarlo en las redes sociales.
Los Lannister y los Stark en 2011 empiezan a confirmar lo que ha llegado a ser la televisión. Contenido de visionado individual que podría verse en pantalla grande. Series que no tienen ni atisbo de ser generalistas, de ahí que cuando se estrenara en Antena 3 en nuestro país, en abierto, pasara más bien de largo. Novelas de pase privado y de consumo íntimo para inmediatamente sacar conclusiones públicas. Al tener tanta presencia social y viral hacen mucho más ruido, pero en este caso al ser la primera y la serie de pago que ha reunido a más incondicionales, el eco se multiplica.
La plataforma HBO terminó de detectar la veta, en un proceso que ha sido meteórico y desbordante con la llegada de las mega-multinacionales (self made companies) tipo Netflix, Amazon o Apple. Aunque es Disney la más experta en entretener al público por todas las vías posibles.
HBO iba con ventaja con el historión de Martin y fue aumentado presupuesto, localizaciones y voltaje a medida que pasaron las temporadas. ¿Quién nos iba a decir que cuando se hablaba de deslocalizaciones Andalucía se iba a convertir en pocos años en el lugar de rodaje de tantas series de países distintos? ¿y quién iba a pensar que las series españolas, el país que sólo parecía hacer ficciones de abuelos y nietos, iban a cotizarse tanto en el mercado global? Pues todo eso comenzó a agigantarse a partir de Juego de Tronos. Se puede ver como fan irredento o como simple curioso, porque desde esta Edad Media inventada también se puede comprender directa e indirectamente el siglo XXI.
Y si no se ve Juego de Tronos... no pasa nada. No es oxígeno. Es comprensible que haya espectadores que entiendan que es un rollazo. Son muchas horas para convencer a la pereza, aunque es un buen punto de partida. Pero si usted no la quiere ver simplemente porque no se quiere gastar dinero en televisión de pago, usted se ha equivocado de siglo.
Si Juego de Tronos no seduce la suerte es que ahora hay muchas otras series y géneros para elegir.
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