La parálisis en TVE con un golpe del 23F que no se vio en directo

Lunes sin imágenes

No se pueden comparar los medios y la inmediatez actuales con las limitaciones de la cadena pública en 1981, que no ofreció la sesión parlamentaria y que no tuvo un equipo para llevar a la Zarzuela hasta las 23.30

Plano de TVE de la llegada de Tejero a la tribuna del hemiciclo
Plano de TVE de la llegada de Tejero a la tribuna del hemiciclo / RTVE

Hoy martes que se cumplen 40 años y para erradicar tópicos para siempre: no, el golpe del 23F no se vio en directo. Las imágenes de Tejero entrando en el hemiciclo, los disparos y la angustia no se vieron hasta en la sobremesa del día siguiente, precisamente con la conducción de Matías Prats, quien había narrado la marcha de los guardias civiles del Congreso. Hasta que no estuvieron liberados todos los diputados TVE optó por no emitir el “quieto todo el mundo”.

España se paralizó en aquella tarde de lunes, mientras se desarrollaba la investidura de Calvo Sotelo y la intentona se oyó por la radio (la SER fue el cordón umbilical nocturno). Pero fue invisible en TVE, que no emitía la sesión. En la Primera estaban en el instante de los tiros con la carta de ajuste.

A las seis y media arrancó un resumen de la competición de la Universiada, que se celebraba en Jaca, y a las siete prosiguió la programación infantil con La mansión de los Plaff y una serie sobre un perro callejero, Aquí está Boomer, para dar paso a un espacio cultural, Las cuatro esquinas. Del golpe se hablaba con alarma en las calles, pero en la pantalla de casa no había nada.

Información, poco y tarde

A las 19.45 Joaquín Arozamena en la Segunda Cadena, en Redacción de noche, aludió a lo sucedido , sin detalles. En esos instantes había entrado una unidad del ejército en Prado del Rey. El golpe lo habían visto un puñado de redactores del equipo dirigido por Iñaki Gabilondo. El director general de TVE, Fernando Castedo, se guardó la cinta debajo de su asiento mientras en Radio Nacional sonaban marchas castrenses.

Los militares abandonaron Prado del Rey sobre las diez, cuando el público ya estaba alarmado por la supresión del Telediario 2. En su lugar, a las nueve, se había adelantado el musical 300 Millones, lo que añadió desasosiego. Y a continuación, Ambición ciega, una miniserie diaria sobre el Watergate.

Tras un avance mínimo, tranquilizador, a las 22.30; a la una y media se inició, por fin, el informativo especial, presentado por Gabilondo, que debutaba así ante las cámaras, y con el relato de Victoria Prego y la actual administradora de TVE, Rosa María Mateo.

Fue entonces cuando se programó el discurso del Rey con el que quedaba neutralizado el golpe. A las 23.30 había llegado a la Zarzuela el equipo encabezado por Pedro Erquicia. La aparición se grabó a medianoche por duplicado (vídeo y cine) y por dos rutas distintas se enviaron sendas motos a Prado del Rey. A la 01.45 apareció el discurso y sólo hasta entonces el país recobró la respiración.

Con películas de Bob Hope, Danny Kaye y algunos dibujos animados, TVE sosegó la espera entre conexiones informativas, hasta la liberación.

El 23 F en pantalla fue la representación de una parálisis y la ausencia de testimonios y documentos. Nada que ver con la inmediatez actual. Es casi inconcebible imaginarlo frente a los medios actuales.

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