La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Una noche también amenazada por el confort
Mala cara
Joaquín Sánchez se despide de los terrenos de juego con la unanimidad de toda España, salvo los insultos del Sánchez Pizjuán, en reconocer la valía de un jugador que ha sido ejemplo de comportamiento, todo entrega y profesionalidad, y que fue un gran defensor de la camiseta de la selección española además de las de su otros tres clubes: Valencia, Málaga y Fiorentina.
Como chico criado en la barriada (Fermesa, cerca de la playa de La Puntilla de El Puerto), jugando con los amigos en la plazoleta y observando a los mayores, en su mayoría pescadores, en el bar familiar, El Chino, Joaquín nunca ha dejado de pisar el suelo. Sólo ha sobrevolado para algún remate de cabeza, arropado por su familia, por su gente, el capitán bético es modelo de liderazgo en el fútbol (y en la vida) y ejemplo de los valores en una localidad como El Puerto, frente a Cádiz, donde el buen humor es una forma de vida.
Sin embargo hay una paisana de Joaquín que está dejando mal el nombre de la localidad con su comportamiento y actitud en MasterChef. En El Puerto hay un barrio que se llama Malacara y hay una paisana televisiva que parece confirmar el origen del topónimo. Pilu, controladora aérea, está destacando por ser una concursante de mal carácter y con muestras de mala educación cuando en este lunes dejaba a Jordi Cruz con la palabra en la boca. Los jurados invitados, Gonzalo Miró y Florentino Fernández, no salía de su asombro con la portuense que es quien tiene más mala cara, de largo, en toda esta edición. Su bronca frontal con la italiana Claudia ya dio idea de que Pilu "tiene poca mecha", como ha reconocido.
A raíz de lo visto en la gala de este lunes, un asunto puede ser la concentración y la formalidad y otro la exhibición de mal talante y el desdén a sus superiores. Pilu es la antítesis de Joaquín y la falta de humidad de la aspirante de MasterChef llega a ser aparatosa, a la altura del polémico tiktoker Luca, que parece verse demasiado arropado por la producción del programa como detectan las redes. Ambos parecen mirar por encima del hombro al resto del universo, es verdad.
En una prueba de robo de ingredientes, donde hay que elaborar platos con contados productos (en este caso apionabo, con perdón, y poco más), Pilu ya estaba enfadada antes de que terminara el Telediario y sólo le faltaba bilis para agregar al plato que superó el veredicto de los jueces. Flo siguió pinchando a la de El Puerto durante un buen rato mientras que la paisana de Joaquín sólo obsequiaba con esa cara que en Andalucía se define de múltiples venéreas maneras.
La producción de MasterChef creerá que con esta colección de aspirantes y conflictos el programa tiene gancho más que nunca pero habría que remitirse a los propios orígenes del formato para hacer más valioso este talent que más que de cocina trata de superación, aprendizaje y control de los nervios. El chef y ganador del programa Carlos Maldonado es el referente.
Para más inri la de El Puerto en vez de ensalzar el plato del chef de Jesús Sánchez, una virguería de puerros a baja temperatura y codium y poco más, se quejó de que su comparación en lugar de dar ejemplo era humillante. Una dosis de humildad y buen empaque necesitaría toda esta promoción de supervivientes de MasterChef. Les vendría bien una charla con Joaquín, pero ahora mismito no tiene mucho tiempo.
Por cierto, el eliminado de ayer fue Jorge Juan, el perfil más bajo de entre los que quedaban.
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