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Labor desaprovechada

La programación sin anunciar del eurovisivo falso documental sobre Azúcar Moreno menosprecia el trabajo de quienes elaboraron esa divertida propuesta

Azúcar Moreno en su falso documental sobre su victoria eurovisiva en 1990 / RTVE

La emisión no pudo ser más clandestina: Bandido ganó Eurovisión, 1990, la victoria decisiva, falso documental basado en el supuesto triunfo eurovisivo de las Azúcar Moreno en la edición de 1990 se emitió como telonero a la segunda semifinal eurovisiva sin que nadie, ni siquiera los eurofans, estuviesen al tanto de la noticia.

Con un ritmo trepidante, un humor surrealista y un montón de detalles que delataban que detrás de aquello se encontraba gente que sabía lo que se llevaba entre manos, el inclasificable programa se coló en la programación de La 2 con la desgana que lo hace la enésima repetición de un Viaje al centro de la tele dedicado a Karina o Betty Missiego. Pero desde el primer minuto la presencia de las presentadoras Francine Gálvez (en el Telediario en 1990) y la cantante Vicky Larraz, así como una grandiosa Eva Isanta en el rol de la jefa del Negociado eurovisivo de TVE durante el cuatrienio 2000-2003, todo hacía presagiar que nos encontrábamos ante una de esas rarezas de culto que, sin duda, pertenecería a lo más destacado del año visto en la TV pública.

Fue al final, al ver los créditos, cuando pudimos corroborar las intuiciones. Este programa estaba dirigido por César Vallejo, responsable de La 2 Noticias hasta que alguien decidió cancelarlo. Y el guion lo firmaba Paco Tomás, la mano derecha de Santiago Tabernero en Sánchez y Carbonell.

El espacio era una producción del departamento de RTVE Digital. Ese que trabaja en forma de laboratorio y parece ir por libre. No es de extrañar que por allí apareciese la voz de Lorenzo Milá como doblador de uno de los altos cargos eurovisivos.

Cuánto me acordé de Movistar+ y de sus correspondencias con La 2. Con lo dejada de la mano de Dios que está el segundo canal de la televisión pública, con la desconexión tan tremenda que existe entre sus contenidos y la audiencia juvenil y urbana, y con las tremendas posibilidades que brindaría este laboratorio de experimentación audiovisual, para que todo se reduzca a lo meramente testimonial. Una verdadera pena.

No, no se trata del canal digital Playz, que cumple su función, sino de algo mucho más ambicioso. De articular y sacar rendimiento al enorme potencial con que cuenta la casa para lograr que una cadena como La 2, que no emite ni un solo minuto de televisión en directo en toda la jornada (salvo ‘Aquí hay trabajo’) reciba energía por parte de quienes se la pueden insuflar a borbotones.

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