Son octogenarios y llevan saliendo dos años, la historia de 'El Hormiguero' que te hará llorar
En pareja
El programa de Pablo Motos desvela el caso de una pareja que se pudo dar la oportunidad al cabo de tanto tiempo cuando sus familiares les impidieron salir. Y se llevaron además cada un televisor
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¿Cómo se vive el amor en pareja al cabo de los años? El último vídeo de Jordi Moltó, del equipo de El Hormiguero, presentaba esa pasión en distintas fases de la vida. Desde el ardor de dos veinteañero que no se separan de la mano a una pareja de la tercera edad con la parsimonia, que linda con la indiferencia, al cabo de los años. Él ni siquiera la llama por su nombre, lamentaba la esposa.
Una pareja que supera cada uno los 40 años dejó de darse sorpresas y él cae a plomo en la cama tras el día de trabajo, y una pareja que ronda cada uno de los 50 años, él ronca mucho y no tiene detalles.
Son historias reales y reconocibles según la edad de cada cual. La atracción sexual se transforma en otras cosas y el amor se reconvierte con el tiempo en otras texturas de la relación íntima.
Pero ese vídeo reservaba una sorpresa, una historia añadida. La de dos personas de avanzada edad que recuperaron su historia de amor en la adolescencia. Rafael tiene 92 años y Esther, 88, y sólo llevan dos años saliendo. Se han dado la oportunidad y se han entregado a la pasión cuando nunca hubieran imaginado que la vida los uniría.
En El Hormiguero aparecía esta pareja en el vídeo y fueron invitados anoche al plató en la entrega que tenía a Ana Mena de invitada. Por cierto, el público al completo se llevó cada uno un televisor al acertar de forma colectiva cuatro preguntas. Y también se han llevado sendos televisores Esther y Rafael. Una casualidad añadida. Ambos son de Madrid y sus familias impidieron que salieran como novios cuando apenas eran unos adolescentes. Por entonces, en plena posguerra, cuatro años de diferencia entre unos muchachos era mucho tiempo. El tiempo los pondría a prueba pero finalmente no pudieron casarse.
Esther se marchó a trabajar a Alemania y Rafael siguió en Madrid, encontró una novia con la que se casó ya que había perdido el contacto con su amor prohibido.
Cuando Esther regresó a España también rehizo su vida sentimental pero los dos matrimonios se hicieron amigos. La truncada pareja mantuvo así el contacto.
Y ha sido con el paso de tanto tiempo, cuando se han quedado viudos y ven de cerca los 100 años cuando han decidido ser novios de nuevo. Rafael acude casi a diario a ver a Esther, que se encuentra en una residencia Acudir desde la zona sur de Madrid, en Campamento, hasta la zona norte, en Ciudad Lineal le supone al nonagenario novio más de una hora de transporte público en cada viaje. Pero por supuesto que no mirar el reloj si se trata de ir y estar con su amor.
Comen en la residencia pero cuando están fuera se van a restaurantes, a darse todos los caprichos. Es lo menos que pueden permitirse cuando han atrapado por los pelos su asignatura pendiente.
El público en el plató, antes de ganar el televisor, lloró de lo lindo con el ejemplo de Esther y Rafael.
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