"El número de temporadas lo decide el público, no los directivos"
joaquín oristrell. 'fugitiva'
Este veterano guionista barcelonés es el creador de la serie de Ganga para La 1 que se despide esta noche
Desde hace tres años es el jefe de guiones de 'Cuéntame cómo pasó'
Hace exactamente 35 años se encontraba escribiendo guiones para el Un, dos, tres que veía nacer a la mascota Botilde. Fue su primera incursión en TVE. El cineasta y guionista Joaquín Oristrell (Barcelona, 1953) dice hoy adiós a Fugitiva, serie producida por Ganga (Cuéntame cómo pasó) que concluye hoy en La 1 sin mucha fortuna entre el público.
-Con Platos rotos y Gatos en el tejado, con José Sacristán, usted ya trabajaba en la renovación de las series en España allá por los años 80.
-Intenté hacer comedia fresca en televisión. Había un espíritu negro sobre los productos de vídeo. La televisión se consideraba algo de segunda categoría; y la comedia, un género de orden menor...
-Fugitiva no ha tenido buenas críticas, pero aquellas primeras series que usted creó también recibieron algunos palos excesivos en su momento.
-La primera vez que en El País leí una crítica en contra me tumbó. Pero te acostumbras y no las lees. O al menos las relativizas. No te puedes creer ni las muy buenas ni las muy malas. Recuerdo que con Gatos en el tejado decían que no podía compararse con Fortunata y Jacinta. Pero es que ésta tenía un presupuesto de un millón de dólares por episodio.
-¿La crítica es tan caprichosa como la audiencia?
-Para el éxito no sólo influye la calidad, sino también la casualidad. Factores que no dependen de tus decisiones. He escrito la película La Tribu y no me imaginaba la repercusión que ha tenido. El éxito y el fracaso son caras de una misma moneda y, hay que insistir, nadie tiene la fórmula para que caiga de un lado y no del otro.
-Usted ya era un guionista curtido en la época en que se ambienta ahora Cuéntame¿diría que es una garantía de credibilidad para los Alcántara?
-En el año 82 yo empecé en Un, dos, tres. Yo viví aquellos años en Madrid por la zona de Lavapiés, por Marqués de Vadillo, mis recuerdos son como los del barrio inventado de San Genaro. Yo mantengo la costumbre de pisar la calle. Cojo el metro, voy al mercado y pongo las orejas grandes oyendo a la gente.
-¿Cómo fue trabajar en aquellos años junto a Mercedes Milá?
-Apasionante. Me llamó su pareja, José Sámano. Con el pantalón abajo de Jesulín de Ubrique la televisión cambiaba.
-¿Cuéntame se ha vuelto más crispada, por ejemplo, en el caso de Antonio (Imanol Arias)?
-Es el peso de la familia. La familia es un sitio maravilloso pero hay de vez en cuando hay que cortar las amarras porque te saca lo peor. Me gusta la rivalidad que ahora hay entre las cuñadas.
-¿Y qué va a pasar con Carlos, ahora que ha dicho adiós Ricardo Gómez?
-Carlos encuentra trabajo y se va a llevar una lección... Cuéntame es difícil de escribir: no es un thriller, no es una comedia. Es una serie de relaciones entre personajes y es complicado mantener el interés, la intención, meterlos en los conflictos.
-¿No es excesivo que estén hasta la cintura en todos dramas de la Historia de España?
-Si aceptamos que Superman vuela, debemos aceptar que los Alcnántara estén en todos los acontecimientos históricos. Es una herramienta para contar también nuestro pasado común.
-Como cuando María es la única herida de las manifestaciones de 1987.
-Hablamos incluso con la víctima real de aquella bala, María Luisa Prada, para tener su permiso. Ella, por cierto, terminó siendo trapecista. Yo también veía Bonanza de pequeño y no me explicaba que en aquella finca tan apartada de La Ponderosa pasaran tantas cosas todos los días.
-En Cuéntame tenemos a una abuela que está más joven en 1987 que en 1968.
-Rejuvenecer a Herminia es una manera de aprovechar a una gran actriz como María Galiana. La abuela debe tener una voz más crítica en la familia. Suelta sentencias, también ataja discusiones. No podía estar llorando, lamentándose, todo el rato.
-¿Hay que estar matizando hasta la última frase para que los Alcántara sigan teniendo brío?
-No estoy trabajando más en mi vida que ahora. Tras haber sido director no soy un guionista que termina su trabajo en el punto final. Mi trabajo termina en la sala de montaje. Tienes que estar en el tanto de todo, desde el casting hasta el montaje definitivo. Una parte atractiva de este trabajo, que es muy gozosa, es que salgan las escenas que tú tenías en la mente. Y eso pasa por leerlo todo con los actores, que haya mucha confianza mutua, codo con codo. Tiene que fluir energía buena y ver siempre el vaso lleno.
-Fugitiva es la serie de una mujer, como es la tendencia actual ¿Pensó en un primer momento en Paz Vega?
-Es una mujer fuerte que ha de sacar adelante a sus hijos. Fugitiva es un western familiar, entre el culebrón y la comanchería, con los personajes en la cuerda floja, como me gusta. El fichaje de Paz Vega fue repentino y ya tenía todo pensado. Yo empiezo las historias sin pensar en los actores. Ya pasé la etapa de los disgustos cuando hacías un papel pensando en alguien y ese alguien no podía finalmente aceptarlo.
-Su nombre aparecerá con los pioneros que cambiaron las reglas de la ficción televisiva en España.
-No sé si tendré esa consideración. Una amiga siempre me decía que iba adelantado al contar mis historias. Es cierto que ahora vivimos un gran momento y que la participación de plataformas extranjeras como Netflix ha sido fundamental para dar impulso a las series que hacemos en España.
-¿Se lleva bien con los espectadores jóvenes?
-En Cuéntame tenemos ese reto porque de otra forma esta serie no hubiera podido alcanzar tantos años. Se ha ido rejuveneciendo nuestra historia. El número de temporadas de Cuéntame, como de cualquier otra serie, lo decide realmente el público, no los directivos.
-Con Carlos o sin Carlos, como siempre le preguntarán, ¿hasta cuándo llegará Cuéntame?
-Mientras haya Historia de España por contar pueden seguir los Alcántara. Y podría haber varios spin off, cualquier opción sería posible.
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