Los nervios de Juanjo Ballesta lo mandan para casa en 'MasterChef'

Crónica del martes 3 de noviembre

Lucía Dominguín ha sido repescado y se une a la olla a presión de las damas entre La Terre, Villalobos y Arteta

Juan José Ballesta, lloroso en su eliminación
Juan José Ballesta, lloroso en su eliminación / RTVE

Mientras que Nicolás Coronado desde el palomar mostraba su amor y admiración platónica hacia Ana Iglesias, la ganadora del pasado MasterChef, MasterChef,su compadre Juanjo Ballesta lo pasaba muy mal con la compleja receta del pichón que había propuesto la primorosa campeona. El Bola lo pasó mal, un manojo de nervios. Se adelantaba cuando no debía (lo que se traducía en penalización de minutos) y cuando prefería esperar se exasperaba y todo eso se acumulaba enn su plato. Conclusión: Ballesta con su desparpajo campestre decía adiós aunque se quedan en el programa otros aspirantes con menos nivel. Raquel Meroño, no. La actriz está en modo remontada, concentrada, y llegó a ser la mejor de las dos pruebas previas.

De hecho Ballesta ya había lanzado muestras de petición de auxilio en el arranque de la noche, cuando destrozó un plato con amaranto (una harina andina muy nutritiva y que nadie sabía echarle mano en este desafío, "amianto" llegó a decir Celia) con gambas rojas que había ideado Flo como ensalada y que el impetuoso compañero destrozó en su turno convirtiéndolo en una paella pasada de todo. La Terre, Celia y Arteta se pelearon con el amaranto entre patatas desmigadas, pichones y foie.

En esa prueba precisamente quien más inspirado estuvo fue Josie, convirtiendo el dichoso ingrediente en un falso risotto que enlazó con buena intuición Meroño y todo lo que conlleva. El estilista, por fin, se vio feliz de no estar en el foso.

En la prueba eliminatoria el momento fue el de los minutos de espera contados por Celia Villalobos. Flo optó por el sencillo temporizador de la vitro (ja, ja, ja).

Tenemos ahí a las damas, de donde saldrá una explosión sentimental en próximos programas, La Terre en exceso histriónica se lleva por delante a Celia Villalobos que cuando le toca liderar, como en la prueba por equipo de Mario Sandoval, o no sabe o no la dejan dar órdenes y termina siendo una impotente llorosa que se sobrepasa en los imperativos. Ainhoa Arteta se habrá tomado una tortilla de lexatines y parece más calmada, pero ya está ahí de nuevo Lucía Dominguín. ¿Cómo? Sí, la hermana de Miguel Bosé fue repescada, la mejor de los aperitivos del demonio propuestos por Sandoval, y ya está de nuevo con sus pamales dispuesta a dar la tabarra y a facilitar el camino a la final a su idolatrado y enamoradizo sobrino Nico.

Tuvo un aire cansino ser revisitados por Jesús Castro, David Fernández, Melani Olivares, participantes que demostraron tener un nivel por debajo de dominguero patoso y los retos de MasterChef les viene grandes. Perico, pensando en sus bicicletas, no quería repetir más pesadillas ante las cacerolas.

Flo, con sus lengüetazos perseguidores hacia el pobre de Pepe Rodríguez, tiene como objetivo estar por encima de lo que hizo Santiago Segura, y Gonzalo Miró disfruta de su pin y es capaz de todo.

Como finalista sólo se ve en el horizonte con plaza segura el detallista y disciplinado de Josie, que había hecho tan buenas migas con Juanjo Ballesta que lo pasó mal con su eliminación. Los extremos en este caso se tocan pero para bien. Llevarnos bien con los demás es sólo cuestión de educación.

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