"El mercado negro da de comer a 800 millones de personas"
Entrevista a David Beriain
'Clandestino' regresa hoy a DMax, 22.30, con una entrega dedicada a los secuestros exprés en Venezuela
El secuestro exprés se ha convertido en Venezuela en una de las formas de delincuencia más habituales. Este es el asunto con el que Clandestino inicia nueva temporada en DMax, a las 22.30. David Beriain es el reportero al frente de estos trabajos que indagan en las trastiendas sociales. La llamada Baby Camorra en el sur de Italia, las mafias en Albania, el negocio del tráfico de armas en Estados Unidos y que se extiende hasta México, Guatemala, El Salvador o Colombia y el narcotráfico en tierras colombianas forman estos seis episodios, de hora y media en la nueva tanda, de la producción de 93 Metros.
–Su trabajo se extiende a lo largo del año en investigar a los tipos más peligrosos del planeta...
–Y es un privilegio contar historias sobre mundos a los que no solemos tener acceso. En el planeta hay un mercado negro que da de comer a 800 millones de personas. Ahí entra el tráfico de sustancias, minerales, armas. Son gente que viven en el piso de abajo y que atienden a la ley de la oferta y la demanda.
–Comienza en Venezuela ¿Cómo se produce ese fenómeno del secuestro exprés?
–Hemos hablado con grupos de secuestradores que son policías en activo. Un policía cobra poco más de 1 dólar al mes. Existe una ley por la que no pueden dejar el servicio o salir del país, así que se ven condenados a unas condiciones de vida lamentables que les obliga a buscarse sus propias soluciones. Hay un número indeterminado de agentes que buscan así el sustento. La seguridad en Venezuela se ha deteriorado que existe una sensación de impunidad total.
–¿El tráfico de armas va a más en los países más pobres?
–El tráfico de armas es imparable en América, por ejemplo, porque casi todo el flujo procede de Estados Unidos. Ha habido 2 millones y medio de homicidios en América en este siglo. Esa es una cifra sobrecogedora. El contrabando de armas alimenta a los carteles mexicanos y éstos a su vez a maras y guerrillas.
–Los narcos tienen ahora como un halo romántico por las series...
–Nos hemos acercado a los herederos de Pablo Escobar, los que manejan la droga actualmente en Colombia.
–¿Considera que su trabajo de reportero es realmente peligroso?
–Vivimos situaciones de riesgo. Pero en nuestro trabajo se incluye correr los menores riesgos posibles. Es una cuestión técnica que necesita de conocimientos y experiencia. En Clandestino no es tanto exponerte a riesgos sino que con el conocimiento de las historias contarlas con el mínimo riesgo por nuestra parte.
–Usted no puede bajarse del aeropuerto de un país a lo loco.
–Es un trabajo de 25 personas. Que salga yo es una anécdota. Por supuesto que cuando viajamos llevamos ya un plan. Cada año vamos haciendo unos seis episodios, pero eso no quiere decir que se haga uno cada dos meses, sino que se están elaborando a la vez. Antes de pisar cualquier país hay un gran trabajo previo. En Clandestino somos paracaidistas de una realidad que no es nuestra. Nadie tiene que pagar un precio alto por hacer este trabajo...
–¿Han recibido amenazas por sus investigaciones?
–No buscamos la denuncia sino tratar de explicar determinados problemas. No trabajamos con cámaras ocultas. Siempre vamos siempre de frente.
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