¿Era Lina Morgan LGTBI?

Por fin se estrenó la serie documental Lina en Movistar Plus +, la joya del género de esta temporada. Existe una presencia rotunda, descomunal, apoteósica en el primer capítulo. Cuando aparece Silvia Abril eclipsa a todos y a todas las demás; demuestra lo poderosa que es, hasta qué punto su fuerza posee la que tuvo la diosa ahora homenajeada.

Por eso no se entiende muy bien qué hacen en este trabajo personajes como Bárbara Rey, Lolita, Ladilla Rusa y Samantha Hudson. Sus apariciones postreras son innecesarias después de que hayamos visto la de Abril, una de las bestias más grandes del humor contemporáneo (a la altura de su pareja, Andreu Buenafuente; Dios los cría y ellos se juntan). La de Bárbara Rey es inoportuna; molesta tanto como citarla en esta crónica.

Lina Morgan tuvo que adaptarse a la época en la que le tocó vivir. Procediendo de una familia humilde pasó a ser la primera mujer propietaria de un teatro en Europa. Aunque el verdadero mérito fue lograr convertirse en la heredera española del humor ‘chaplinesco’ o ‘chapliniano’. Lo encarnó con mucha más ternura e intensidad que ‘la Gerarda’ (como llamaba la profesión a Geraldine, según textos autorizados publicados por el historiador Diego Galán).

La serie Lina, dirigida por Israel del Santo, es de visionado imprescindible por muchos motivos. No podemos perdernos el primer trabajo audiovisual que se realiza con grandes medios dedicado a la artista que más espectadores reunió ante el televisor cuando se emitieron sus montajes grabados del teatro, como Vaya par de gemelas, todo un fenómeno sociológico a mediados de los 80 en TVEcuando se ofreció la obra grabada en pleno teatro, para entusiasmo general de millones de españoles. Españoles que después remedaban sus gestos cómicos hasta convertirla en una meme andante. Era empresaria ambiciosa y artista sobre el escenario. Y una mujer corriente cuando se bajaba de él.

En la serie Lina sobrevuela la pregunta morbosa: "¿era Lina Morgan LGTB?", tal como aparece en la serie.

Fue hija de su tiempo. Si hubiese desarrollado su carrera en la actualidad como lo hace Anabel Alonso se habría sabido sin ninguna conjetura.