La historia que escondían los limones salvajes del Caribe
Historias de la tele
Aunque es una evocación muy viejuna, los cítricos caribeños, de presumible origen sevillano, están unidos a las imágenes seductoras de las modelos alemanas que anunciaban los desodorantes y geles de la marca Fa
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¿De dónde podían ser los limoneros salvajes del Caribe? Bien podrían ser de Sevilla, de Murcia, de Valencia. Los españoles hace quinientos años fuimos plantando nuestros árboles por las tierras americanas, a ver qué tal se adaptaban. Su producto nos regresó con los siglos en forma de exótico y refrescante gel de baño que anunciaba una joven en bikini en los años 70 y que se convirtió en una chica con los breves pechos al aire en 1985: todo un asombro para los espectadores de los anuncios de la casi única tele, TVE.
Todo el mundo de aquel tiempo recuerda "los limones salvajes del Caribe", unidos a los pectorales de la anunciante, pero en concreto el spot aludía al "frescor salvaje de los limones del Caribe". En todo caso aquellos primeros limoneros los plantaron nuestros antepasados. En otra isla caribeña, Curaçao, de los naranjos sevillanos casi enanos que se encontraron los neerlandeses cuando ocuparon el lugar los aprovecharon para hacer con aquellas naranjas de ping pong su afamado licor azul para hacer los típicos cócteles de chiringuito tropical.
Así que la firma alemana Henkel, con cuyos productos se limpiaba la casa y nos hemos ido acicalando en el baño, pensó que nada más seductor que aludir a los "limones del Caribe" para su línea de ducha y desodorante que transportaba al espectador a cálidas playas desiertas llenas de palmeras y limones redonditos y verdes de cuya piel y zumo se utilizaban los extractos de los cosméticos. Al menos así nos lo contaban. Esos limones de frescor salvaje y antepasados sevillanos eran lejanos, pero exóticos no eran, exactmente.
En 1976 llegó a España el primer spot de los limones salvajes de Fa, marca que llevaba ya entonces casi un decenio en el estante de las perfumerías.
Una marca que se fue afianzando con marketing alemán, de tono más libre que los modosos mensajes españoles de colonias y champús, y que encontró su filón en las chicas en bikini que en 1985 pasaron a estar en top less. En el vídeo, el anuncio de 1984, aún con la parte superior del bañador.
La chica Fa, se despojó de la parte de arriba y con su tanga blanco, fue la primera en aparecer con el pecho al aire en un intermedio español (cuando no había distinciones de horarios). Poco antes Pedro Ruiz había sido el primer en anunciar preservativos. "Y no pasa nada", era el mensaje del humorista antes de tener sus programas de humor en TVE y casi un lustro antes de la campaña gubernamental Póntelo, pónselo, contra el sida.
Lo del "frescor salvaje" de los limones terminó imponiéndose como "los limones salvajes del Caribe" y ese imaginario guasón del público español lo llevó a formar parte incluso de canciones ochenteras. Por ejemplo, Luis Eduardo Aute en la irónica El ascensorEl ascensor, la chica encerrada con el desesperado chico termina de excitarlo con su olor corporal de desodorante cítrico, antes de morir ambos haciendo el amor asfixiados ("te olían a limones salvajes, frescos, misteriosos y exóticos"). Y en Nassau, David SummersNassau, cantaba y componía para los Hombres G un paraíso tropical cutre muy venido a menos por un desamor. Puro sonido irónico de la Movida.
Las chica de los limones estaba instalada en la memoria colectiva. Los cítricos salvajes que durante varias generaciones eran un remedo de un erotismo selvático de andar por casa.
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