La limitación que le exigieron a Belén Esteban para aparecer este jueves en 'El Hormiguero'
Pablo Motos ha disfrutado con la presencia de la veterana contertulia de 'Sálvame', ahora en 'Ni que fuéramos', en su regreso a Antena 3 al cabo de 20 años
Pablo Motos ha estado a sus anchas este jueves con la visita de Belén Esteban a El Hormiguero. La que fuera conocida como la princesa del pueblo, está ahora fuera de Mediaset, en el canal Ten, con sus antiguos compañeros y jefes de Sálvame levantando cada tarde, con similar estilo, Ni que fuéramos, producción de Fabricantes con recursos limitados pero con toda la intención.
La de San Blas ha regresado así a Antena 3 al cabo de 20 años, alejada desde que Ana Rosa Quintana dejó la cadena fundadora del grupo Atresmedia para pasar a las mañanas de Telecinco. Ha sido un reencuentro con el canal que le dio la primera oportunidad en Sabor a ti, cuando era la desdichada joven expulsada de las Ambiciones de los Janeiro. Dos décadas después ha reaparecido en Antena 3 con toda su potencial de experta ante las cámaras, dando declaraciones, dando juego y cabeceando la pelota con Pablo Motos. De los invitados más implicados y generosos que ha podido tener el equipo de las hormigas en todos estos años. Respondió a todo con creces y en esas el valenciano, en tan tristes momentos para su tierra y su patria chica, Requena, estuvo afectuoso y confidente. Belén Esteban, hay que reconocerlo, humaniza la pantalla, y a su vez regaló naturalidad, tranquilidad, al propio Motos, tenso en estas semanas en la competencia con La Revuelta en La 1, por donde ya pasó la princesa. El espacio de David Broncano no estaba enfrente en La 1 para dar paso a un especial informativo desde Valencia.
La invitada ha reconocido que tenía una limitación para estar este jueves (en principio el miércoles, espacio supendido por la información sobre la dana). El marido de Belén, Miguel Marcos, le había pedido que no hablara nada él. Por timidez, por estar lo más apartado de los focos. Sobre el conductor de ambulancias con el que comparte ahora su vida, la contertuiia se deshizo en elogios, uno de sus pilares vitales, junto a su madre y su hija, y el montón de sobrinos que la arropan. "Hacemos un buen equipo", insistió para desgranar elogios a su esposo y también a su hija, que desea ser conocido sólo por su trabajo no por sus apellidos. "Cabezón" fue la palabra con la que Belén quiso describir a su marido, para lo bueno y para lo malo. Le gana incluso a su amiga María Patiño, como aseguró, pero sobre Miguel es para ella "la mejor persona que podía haber encontrado".
Fue tal el ambiente distendido que fabricó Belén con su visita que hasta Pablo Motos contó aspectos personales que no suelen aflorar en otras conversaciones más orientadas a la promoción del invitado. Esteban no tuvo problemas en hablar de las operaciones estéticas que tiene: en pecho, nariz, párpados y ojeras. Le ha costado tiempo, dinero y esfuerzo sentirse a gusto ante el espejo. Ahora pide que la seden aunque sea para ir al dentista, de lo que ha sufrido con el quirófano. Motos recordó que ha pasado por el cirujano en dos ocasiones por la rodilla y para reparar el bíceps y el tríceps que literalmente se rompió haciendo deporte. En el hospital le conocen de sobra por las veces que ha pasado para ser intervenido.
Tuvo otro momento de arrebato sincero cuando habló de su caída en las drogas y de cómo sus jefes en el programa de Telecinco le ayudaron a remontar, "gracias a mi gente pude salir de donde estaba metida", reconoció emocionada entre aplausos. "Estoy orgullosa de que mi familia siempre estuvo conmigo", agradeció finalmente.
La invitada respondió a Trancas y Barrancas sobre que no hay ni un resquicio de la casa de Gran Hermano que esté libre de las cámaras, que de sus frases le encanta oír que la gente diga "hasta luego Maricarmen" y que la mayor trola que ha oído sobre ella que le ha indignado fue cuando dijeron que husmueaba los cubos de la basura en Murcia.
Antes de concluir la entrevista Belén Esteban tuvo emocionadas palabras de solidaridad hacia los afectados de Valencia, pidiendo que se atienda a las familias que lo han perdido todo y que los políticos dejen a un lado sus diferencias por una vez. Un gesto de la naturalidad desbordante que sigue haciendo de ella un personaje.
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