'La isla de las tentaciones', toros para todos

Reality en Mediaset

Christopher se ha convertido en el gran engañado de nuestro país al contemplar cómo su pareja, Fani, le ha sido infiel en el programa de Telecinco y Cuatro

Christopher, el gran protagonista de 'La isla de las tentaciones'
Christopher, el gran protagonista de 'La isla de las tentaciones' / Mediaset

La tauromaquia está en crisis y el siempre entusiasta y voluntarioso Enrique Romero divulga durante la temporada las faenas más vibrantes por los cosos de nuestro país mientras descubre por las fincas las interioridades de la vida íntima de vaquillas, novillos y becerritos. Los cuernos de España están a salvo en Canal Sur, pero por si lo cornúpeto estaba necesitado de apoyo popular, ahí está Mediaset para contribuir al servicio 'púbico'.

Toros para todos aparece también en La isla de las tentaciones. Y un tal Christopher se ha convertido en el primer concursante que merece oírse con la banda sonora de Orobroy con la que nos obsequia en los domingos primaverales el bueno de Romero y su sonrisa didáctica.

De sonrisa le queda poco a Christopher, huido por la oscuridad playera, consolado por los amigos de penurias y piscinas tropicales. Él ya lo acaba de ver todo. A Rubén, uno de los maromos de la otra villa, se le veía que llegaba con ganas de embestirse a Fani, a Estefanía, y al final ella ha caído en la cama para desconcierto de su novio de siete años. Menudo cadalso.

Christopher y Fani, hasta ahora pareja
Christopher y Fani, hasta ahora pareja / Mediaset

Tanto tiempo, pensará el pobre de Christopher, para acabar así ante 3 millones y pico de espectadores. Hoy se ha convertido en un emblema del engaño. Qué digo engaño, representación del ungulado herido. No pudo más y se marchó.

Mónica Naranjo, sacerdotisa y terapeuta de esta pandilla de fin de curso, insiste en que el programa viene a poner a prueba a todos. Hasta dónde son capaces de divertirse sin excederse, de conocer al otro sin llegar a la traición. Bueno, es una excusa como cualquier otra. El público sabe lo que quiere y la cadena se lo da. La isla de las tentaciones es una exhibición taurina más rentable que una primavera de la Maestranza.

Un espacio de teoría y práctica de caer en la tentación sin librarse del mar. Amén. Todavía tenemos por ahí además a Andrea, que es una muchacha que le gusta chapotear por la piscina y va a dar noches de gloria a Naranjo. Y a toda la audiencia.

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