Isa Pantoja se siente la mujer más desgraciada del mundo por culpa de su madre
La hija de la cantante fue muy dura con su familia en su entrevista en 'De viernes'
La primera publicación de Isa Pantoja tras su salida del hospital
Isa Pantoja recibe el alta y deja un recado a su madre
Nadie de su familia le llamó cuando fue operada de apendicits en el hospital de El Puerto de Santa María, ciudad donde reside Isa Pantoja. La hija de Isabel Pantoja considera que es huérfano por partida doble. Cuando fue adoptada en Perú y posteriormente por el abandono que ha sufrido por parte de su madre, Isabel Pantoja. Las palabras de Isa retumbaron en el plató de De viernes. Desconsolada y devastada por una madre ausente, cuando era niña y ahora cuando es adulta porque ha preferido el conflicto y el olvido.
Protesta aún de la manera en que se enteró que ella fue adoptada y le consoló la asistenta de la familia, Dulce. "El tema de la adopción se habló en el colegio y una niña me dijo que le había dicho su madre que yo era adoptada. Llegué a casa y lo conté a Dulce. Me dijo que hablase con mi madre. Me lo acabó contando como si fuera un cuento”, detalló. "Son episodios que me duelen muchísimo", sollozaba sobre sus vivecias infantiles.
Isa, Chabelita como fue conocida durante años, confesó su "dolor" a Santi Acosta y Beatriz Archidona. Se afana en entender que pese a todo su madre, madre adoptiva, la quiere mucho. Le agradece todo lo que ha hecho por ella, pero no la ha sabido querer "ni proteger". Incluso entiende que al ser fruto de una adopción hubiera merecido más atención, más cariño, para demostrar que no hay hijos de primera, como los biológicos, ni 'hijos de segunda', como los adoptados, como le hizo comprender la presentadora del espacio de Telecinco.
Precisamente guarda recuerdos lamentables de su hermano Kiko, aunque reconoce que durante años se han querido mucho. Pero no entiende que tampoco se haya interesado por ella tras su última convalecencia. De su famila durante años tiene buenos recuerdos, pero muy malas sensaciones en el presente, cuando ata cabos de malas experiencias infantiles, el motivo que le movía a confesar en De viernes. Junto a su marido, junto a su hijo, Alberto, quiere replantarse cosas y, sobre todo, ser feliz pese a estos dolores que le sobrecogen. Tiene 29 años y la oportunidad de sacar lo mejor a la vida y a un entorno feliz. Le desagrada, por eso, que no pueda compartirlo ni con su madre ni con su hermano, tras haber fallecido su abuela Ana. "Me he dado cuenta de que ahora sí tengo la libertad de escoger quién quiero ser y valorarme más”, proclama desconsolad Isa.
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