La misión imposible de TVE: tener audiencia y hacer servicio público
La actual temporada
Ante la caída de audiencia en el 'prime time' habría que plantearse qué salida debería tener La 1
Sin 'Cachitos' por proteger a Julia Otero
El reto de Elena Sánchez Caballero de poner orden en TVE
Si les quedaba alguna duda a los miembros del Consejo de Administración de RTVE, esta semana se habrá despejado. Ofreciendo un programa de altísima calidad como 10.000 días, con Carlos Franganillo a la manera de los que Iñaki Gabilondo ofreció en Movistar o Eduard Punset cuando hacía Redes, La 1 tocó fondo en su prime time.
Sustituir las repeticiones de Viaje al centro de la tele por la televisión de la excelencia costó al canal premium de TVE cuatro puntos de cuota de pantalla. Y lo que es peor: arrastrar a los programas que venían después a cifras que producen depresión. No hubo excepciones. Todos contra 1 tocó fondo, el cine se hundió; hasta Julia Otero, a pesar de contar con Ana Obregón y Vicky Martín Berrocal, se resintió.
Recapitulemos. Todos los formatos ideados para la presente temporada han fracasado. Se encargaron a productoras privadas, en muchos casos a precio de oro, pero desde sus primeras entregas se vio que la audiencia los rechazaba: La gran confusión de Xavier Sardá, Mapi, lo de Ana Morgade, Todos contra 1, o el Ahora o nunca matinal con Mónica López.
De no ser por las tardes, que tiene bien asentadas, las audiencias de La 1 no pasarían ninguna jornada del 7%, justo la mitad que las de la cadena líder, Antena 3%. Para las noches TVE va a echar mano de su comodín, las series de ficción que tiene en la nevera, sin caer en la cuenta de que hace bastante tiempo que no le han funcionado para aquello que pretende: subir la dichosa cuota de pantalla de las noches. Así es que el fracaso (en ese sentido, no en el artístico) está anunciado.
¿No sería hora de que La 1 caiga en la cuenta de que, por mucho que lo intente, no tiene nada que hacer compitiendo con las cadenas privadas?
¿Por qué, de una vez por todas, no se dedica a llevar a cabo la programación que se espera de una cadena pública y se deja de tonterías? Nunca mejor dicho lo de ‘tonterías’.
Pasó el Mundial de Catar y pasó el Benidorm Fest. Con el regreso a la normalidad a La 1 no le queda otra que regresar a la sensatez. ¿Qué es sensatez? ¿Y tú me lo preguntas? No emitir Comando actualidad (apasionante su entrega dedicada a la desastrosa situación de los Juzgados españoles) pasada la una de la madrugada. Consentir que desaparezca un programa de la solvencia de En portada sin dar ninguna explicación. Emitir Repor de forma clandestina, sin una sola promoción. No mimar como se debe a La 2, que dedica cinco de sus siete noches semanales a emitir cine por falta de producción propia (las otras dos se tiene que conformar con dos programitas de una hora tasada para disimular). Llenaríamos cien renglones más con razones.
Yendo al grano: la publicidad se apeó de TVE en 2010. No tiene sentido, 13 años después, continuar programando como si de las audiencias dependiese la supervivencia de la corporación. La 1, permítanme la expresión, está haciendo el ridículo, y no por su cuota de pantalla, sino por algunos contenidos que se están atreviendo a emitir. Si es por audiencias, miren las de Teledeporte (0,5%), 24 Horas (1%) o La 2 (2,8%). Cumplen su función y nadie las va a cuestionar.
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