Así fue el 'funeral' del chef Pepe Rodríguez
En Movistar +
"Me llevo la receta de los callos" fue la sentencia del jurado de 'MasterChef' en una divertida entrega de 'El cielo puede esperar'
Con las manos en la guasa. "La muerte es peor que MasterChef, te expulsa lo hagas bien o los hagas mal", lamentaba el actor Miguel Ángel Muñoz ante Pepe Rodríguez de cuerpo presente. El chef, jurado de MasterChef, tuvo un serio disgusto en El Bohío con un instagramer, Gastrolover 83, que lo llevó a la tumba.
Fue el punto de partida de El cielo puede esperar, cuya entrega de este domingo en Movistar + la dedicaba al cocinero manchego más mediático, un tipo rockero y amante de su tierra, ajeno a tópicos y clichés, que ha convertido a Illescas en punto caliente de la gastronomía. El chef marbellí Dani García, uno de los asistentes a este 'funeral' lamentaba no tener la receta de los callos, como pronunció en el pésame a la esposa del 'finado', Mariví. "Me llevo la receta de los callos", fue la revancha en broma de Pepe. Su colega Dani le recordaba en el restaurante de Martín Berasategui, donde se preparaba cuando tenía 19 años, y se impresionaron con el pantalón estridente, comprado en Londres, que llevaba entonces el que sería alma de MasterChef.
Su compañera de programa, Samantha, se quejaba aún de lo pesado que era. Pepe, por una vez, fue más duro que sus compañeros. A la cocina de Jordi Cruz la tildó de "comida para señoritas desdentadas" y ufano insistía en que todo lo que ha vivido y disfrutado el catalán ha sido a su lado, tras treinta años metido sin salir de las cocinas.
Ha quedado ya para la posteridad, por este testimonio, una juerga en el parador de Monforte de Lemos. Jurado y 'celebrities' comenzaron con una cena y terminaron con una fiesta épica ("Me bebí el Sil", admitió Pepe). Lo que hace el paladar. Pepe definió al lloroso Edu Soto como "un envenenador profesional".
La productora ejecutiva de MasterChef, Macarena Rey, recordó lo impresionaron que quedaron cuando conocieron a Pepe y ficharlo así para un formato por levantar. "Es insustituible", dijo mientras guiñaba a Miguel Ángel Muñoz, a quien tenían pensado de relevo.
El padre Ángel, Ona Carbonell o un admirador como el tenor José Manuel Zapata completaron las reseñas.
Con Zahara cantando Con las manos en la masa, tarareada por el público, los Rolling y Carolina Durante, el funeral imaginario de Movistar permitió conocer detalles menos conocidos del chef homenajeado, quien se evocó en la barra del bar familiar, entre vinos y parroquianos jugando a los dados, con los que se hizo mayor para dar el salto un día a convertir los callos en obra de arte y a partir de ahí actualizar la cocina del Quijote. El cielo puede esperar, cuando el invitado es interesante, se crece en su dimensión de homenaje y semblanza cariñosa.
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