El sevillano Rafa Castaño tras el bote en 'Pasapalabra': "He estudiado 79.000 palabras"
Entrevista
El periodista sevillano, ganador de casi 2,3 millones de euros en 'Pasapalabra' conversa en profundidad: si no hace locuras, tiene la vida solucionada y que el bote no era su sueño, pero sí un objetivo
Estas respuestas dan 2.272.000 euros en 'Pasapalabra' ¿Cuántas podrías adivinar del rosco de Rafa?
Rafa gana el bote de 'Pasapalabra' completando el rosco del tirón
Rafael Castaño (Sevilla, 1990) es el nombre del último ganador del bote de Pasapalabra. En este caso, el mayor premio de la historia del popular concurso de Antena 3. La mareante cifra, 2.272.000 euros, es el resultado de una encarnizada lucha intelectual contra Orestes Barbero, un joven burgalés que no tuvo opción de evitar la hazaña del sevillano en su último rosco juntos. Castaño, criado en el barrio de Triana, acertó de un tirón las 25 palabras del redondel de letras. En poco más de un minuto se hizo millonario ante 5 millones de espectadores, que han vivido intensamente un duelo que ha caído del lado del andaluz tras 197 ‘roscos’. Comenzaron compitiendo en Telecinco, donde el concurso dejó de emitirse por orden del Tribunal Supremo. Y han finalizado su pugna este jueves en Antena 3.
–¿Se lo cree?
–Todavía no lo he asimilado. Poco a poco voy siendo consciente no tanto de lo que ha ocurrido, pero sí de lo difícil que es. Ahora, empiezo a darme cuenta de las horas que he echado y lo que me ha costado. Me sorprendo de lo poco contento que estoy, pues no estoy eufórico. Pensaba que me iba a volver loco y me quedé congelado. Ni en mis mejores sueños pensaba hacerlo del tirón. Aún así, estaba obsesionado con sacar más segundos que él para empezar antes por si me las sabía todas y tenía la calma de decirlas. Es la primera vez que alguien se lo lleva así.
–2.272.000 euros...
–Quiero seguir siendo como soy. Nunca he necesitado gastar para ser feliz. Tengo aficiones baratas: leer, ver películas, etcétera. No quiero que el dinero me cambie ni creo que me vaya a cambiar. Mi miedo es que toda España va a saber el dinero que tengo en el banco. ¿El que se acerque a mí lo hará por interés? Tengo que ser cauto y no olvidar quienes son mis amigos y mi familia. No voy a hacer locuras. Quiero volver a la vida de estudiante, en la que leía mucho o jugaba a la videoconsola.
–La mitad, aproximadamente, algo más de un millón irá a parar a Hacienda. ¿En qué lo gastaría si Pedro Sánchez le dejara elegir?
–En inspectores fiscales. De todas formas, cuando pagas impuestos tienes que pensar que van a sanidad, educación, infraestructuras,… y no para pagar al Tito Berni.
–¿Tiene ya la vida solucionada?
–No tiene porqué y no hablo sólo de dinero. Si no me vuelvo loco, sí. Eso no significa que no vaya a hacer nada. Ahora sé que puedo elegir un trabajo que quiera.
–¿Era su sueño ganar este premio?
–El sueño no era ganar el bote, sino que me fuera bien en los concursos. Más que sueño, el bote se había convertido en un objetivo. Un reto. Me siento satisfecho de ver que las horas echadas han servido.
–¿Cuántas horas han sido?
–Desde marzo de 2022 he estado estudiando 14 horas al día de lunes a domingo los dos primeros meses y 3 horas al día los 9 meses restantes. Unas 2.000 horas de estudio y ver roscos. Más que horas, pienso en todo lo que he renunciado: dejé las oposiciones y mi trabajo en la librería. Me podría haber salido mal la jugada. He orientado hasta mi tiempo libre al estudio.
–No es el primer dinero que gana concursando, ¿cuál es su secreto?
–Importa la memoria, la agilidad mental, el no ponerte nervioso y analizar al rival. En Saber y Ganar hace falta cultural general. Saber y Ganar no te lo puedes estudiar. El primer consejo que le daría a alguien que va a un concurso es familiarízate con él todo lo que puedas. Con el ritmo, con el tipo de conocimiento que te exige. En el rosco, de las 25 palabras 21 son fáciles y 4 difíciles (dos de enciclopedia y dos de diccionario). La cultura general no influye apenas en Pasapalabra. Con Pasapalabra demuestras que tienes memoria y capacidad de concentración.
–Más que concursante, usted es concursista.
–Me considero un competidor. Lo hago mejor en el plató que en casa.
–Ha competido contra otro concursista.
–Orestes es igual o mejor que yo. Es el mejor concursante que ha pasado por Pasapalabra. Se lo merecía al igual que yo. Espero que vuelva y se lo lleve.
–¿Por qué dejó el periodismo y se hizo concursista?
–Por falta de vocación y por ver las condiciones en las que trabajaban mis compañeros de facultad. En parte, el periodismo me ha empujado a los concursos. Pensaba que iban a ser un complemento y se han convertido en un medio de vida.
–Y se hizo famoso, ¿es mala amante la fama?
–La gente que te conoce, no te conoce. Conoce al de la tele. Es mala amante si te dejas seducir por la fama. He evolucionado y ahora soy perfil bajísimo. La fama de ahora es peor que la de hace 20 años. Todo el mundo tiene una cámara. No voy tranquilo por la calle. No me gusta ser observado. Envidio a los cobran grandes cantidades pero no son conocidos.
–¿Pasapalabra ha sido su despedida de los concursos?
–Puede ser. Ganar el bote me permite no tener que volver. La exposición ha sido tal que lo último que se me ocurre ahora es seguir saliendo por la tele. Ahora paso a vivir mi propio confinamiento.
–¿Qué le llama la atención de todo lo que le dice la gente por la calle?
–"Gracias por poner el pabellón de Andalucía bien alto". Llevamos tanto tiempo siendo los catetos de España que, cuando ya hemos demostrado que no lo somos, aún no nos lo creemos. Seguimos con complejos. Además, que yo sea andaluz no influye nada en esto. Hubiera estudiado lo mismo si fuera del norte.
–Andaluz y joven.
–Me afecta mucho el estado de la juventud de este país. Me rodeo de gente de mi edad que, por ejemplo, no puede acceder a una vivienda. La situación actual me ha hecho volcarme en los concursos. Lo que yo he hecho con los concursos es por lo mismo por lo que muchos jóvenes se meten en las apuestas o en las criptomonedas. Buscar alternativas ante la falta de oportunidades. Los grandes protegidos de este país son los jubilados. Son los únicos que no han visto mermado su poder adquisitivo. Evidentemente, son un colectivo que ha ayudado muchísimo y en épocas muy duras. Los jóvenes son el vagón de cola. La vivienda es su principal preocupación y no se ha hecho absolutamente nada. Es un problema que llevo viendo desde hace diez años.
–¿Ve el dinero de otra manera ahora que va a tener mucho?
–Cuando gané mi primer dinero en la tele me di cuenta de que no tenía ni idea de dinero. En este país hay una falta de formación financiera brutal. Del mismo modo que es importante saber matemáticas, historia o lengua, hay que saber qué es el tipo de interés, el euríbor o la inflación. Empecé a leer libros de economía. Hay dos palabras mágicas: interés compuesto.
–Otras dos que seguro que no se le olvidan: Tribunal Supremo.
–Sentí que se me acababa la oportunidad de ir a Pasapalabra. Creí que no volvería. Además, esta vez, sentía que era mi última vez. Si no llego a ganar, quizá me hubieran llamado dentro de unos años, pero me cogería en otro momento de mi vida ya con hijos y otras responsabilidades. Esta era la última vez que iba a poder estar al 100% con esto.
–Lo ha puesto todo para ganarlo.
–Una de mis virtudes en Pasapalabra es que tengo un punto obsesivo. Tienes que tenerlo para ganar. Obsesionarte con estudiar lo máximo. Pero en la vida no puedes hacer eso.
–¿Estudiar como lo ha hecho es sano?
–No. Renuncias a lo que eres y te conviertes en un opositor. Solo vives por y para el concurso. He estudiado 79.000 palabras. Tenía ganas de que acabara. La tensión acumulada no la podía soltar. No podía descansar una semana. Ahora, poco a poco, voy relajándome. El cuerpo aún está reseteándose.
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