La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Vídeo compartido por el BNG
¿Qué quieren los independentismos en España? Que se odie a España ¿Qué quieren la mayoría de los gallegos en estos momentos? Tienen tal rencor que desean en lo más profundo de su alma que España no gane Eurovisión. No hay fronteras...
Viernes 28, Benidorm, 11.39 de la mañana. Siete de los ocho finalistas del Benidorm Fest (el octavo, el andaluz Gonzalo Hermida, está confinado) bajan al mirador del castillo de la localidad alicantina para posar ante los fotógrafos. La directora de Comuncación de RTVE, María Eizaguirre, lleva una bandera nacional para desplegarla y escenificar la piña, con compañerismo fraternal, buen ambiente entre los aspirantes mientras templaban nervios ante esa cuenta atrás para la pugna final en convertirse en los representantes de España, de toda España, en Eurovisión 2022. Rayden, Rigoberta Bandini y Xeinn sólo horas antes habían conseguido la peleada clasificación.
La presencia de la llamativa bandera remarca ese compromiso, incluso la gaviota que merodea por el set sale volando al encuentro de la abanderada reunión como muestran estas dos fotos:
Una gaviota curiosa, que parece estar atraída por el rojo y amarillo.
En el posado, cada uno de los aspirantes muestra su diferente estado de tensión. Dos miembros de Varry Brava, grupo de Orihuela, se muestran tranquilos. Los dos madrileños, Rayden y Xeinn, se colocan en ambos extremos, con naturalidad, el más joven incluso se anima con gestos. Los de Raffaella se ven tentados ante los cubos de los logos para apoyarse como en una barra.
Hay confianza y tablas en Chanel, la que sería ganadora, sabe posar radiante y está encantada con el momento. Siempre ha dicho que se siente "muy española". Sujeta la bandera que le ofrece Eizaguirre con fuerza. También acepta con una sonrisa tomar la enseña Blanca Paloma. La barcelonesa Rigoberta Bandini, por su parte, la palpa antes de los clics (se ve si se amplía las fotos de la gaviota) pero en cuanto los fotógrafos están listos la cantante de Ay, mamá, semioculta por una gorra, se parapeta y ni siquiera toca la bandera española, sujetada por sus compañeras.
Al extremo, tensada y tomada por dos dedos, una de las componentes de Tanxugueiras, Sabela Maneiro, que parece estar deseando soltarla. Incluso ni siquiera toca la tela del emblema sino que la coge por la costura que da al mástil. Las otras dos componentes del trío, Aida Tarrío y Olaia Maneiro se ponen a la derecha en pose tímida, o desganada según se puede interpretar. No parece que el trío que grita lo de "no hay fronteras" en varios idiomas estuviesen cómodas en este posado, como se ve en la foto distribuida por RTVE.
Esta actitud algo distante con la bandera de España ante los fotógrafos por parte de las jóvenes de Tanxugueiras se troca en entusiasmo absoluto cuando toman su bandera independentista tras la decepción en la final. Una bandera no oficial que aparece en la escena con otra autonómica gallega.
En el tuit del vídeo compartido por el BNG se observa cómo en ese momento de euforia mientras enarbolan la estrella roja tararean el estribillo de Terra con la dichosa frasecita de "no hay fronteras" que en la canción pronunciaban en gallego, vasco y catalán.
El BNG expresa con esta imagen de esas chicas que aspiraban a representar a España que están "orgullosos y orgullosas de Taxngueiras y de nuestra cultura, lengua e identidad. Que abren fronteras y mentalidades, que ofrecen al mundo lo que somos, sin complejos".
En otro vídeo más extendido se observan que en uno de los salones del hotel Don Pancho se exhibían tres banderas gallegas independentistas, enseñas preparadas para festejar en principio la victoria, al cántico de la muñeira. ¿Compraron esas banderas independentistas en el bazar de abajo de banderas raras, de vuelta con el cabreo, o la traían de casa?
Esta reacción evidencia que tras Terra latían intenciones de propaganda de los distintos separatismos en España, no sólo el gallego, como ya analizó este periódico, y que precisamente en lugar de que no haya fronteras las levantan respecto al resto de españoles.
Por lo pronto gallegos como Jesús Vázquez ahora quieren que gane Italia. Pensamiento que se estará viviendo en muchos hogares, faltos de información de lo que se tramaba tras el trío de la machacona muñeira.
Con toda seguridad, se levantarán próximas voces en Galicia pidiendo que gane Portugal en lugar de España cuando se sepa la canción del país vecino. En la TVG siempre se sigue con mucha más atención la canción eurovisiva portuguesa que la española. Este año, seguro que más.
En España se dice que no gusta la letra de Slo Mo, pero la de Terra no es precisamente un dechado de versos alejandrinos. Las gallegas decían "lalaralá" y Bandini "mamamamá".
Una candidatura como la de Tanxugueiras revela que, en verdad, no estaban implicadas en el verdadero papel que debían cumplir como representantes de nuestro país. No eran conscientes de la responsabilidad si ni siquiera estaban dispuestas a sujetar con firmeza una bandera española ante los fotógrafos.
En cualquier momento, como herramienta del BNG, esta representación se hubiera ido de las manos para incomodidad de una mayoría de la audiencia de toda España y presentar un problema de convivencia frente al resto de Europa en el momento internacional tan delicado.
Ante un futuro, tras lo sucedido con Terra, y con esta airada reacción desde Galicia (si no ganaban iba a ocurrir en cualquier caso, hicieran lo que hicieran Tanxugueiras estaba preparada toda esta bronca política de BNG, Podemos y PP) pone más incómoda cualquier otra candidatura en lenguas cooficiales de cara a otros años en el Benidorm Fest. Porque siempre penderán sobre ellas suspicacias y conflictos latentes tanto si son elegidas como si no lo son. Imaginen, con lo que está pasando, escuchar a los 'rufianes' y a los 'urkullus' si hubiera quedado eliminada una canción en catalán o en euskera. Canciones con aparencia fraternal pero que escondieran una intención de uso político o partidista.
En Galicia picaron el señuelo nacionalista, llevando a un televoto masivo, con prácticas dudosas como los mensajes gratuitos de al menos una compañía telefónica. El BNG quiere ahora sacar rendimiento y victimismo de la justa eliminación de Tanxugueiras, las más votadas... pero por un televoto desvirtuado.
Sin tener datos nadie aún, se dice que Andalucía votó en masa a Tanxugueíras ¿cómo? Habrán votado los gallegos y descendientes de gallegos repartidos por el mapa, cegados por el entusiasmo.
Pero ¿Cuántos no gallegos repartidos por el resto de España le dieron al móvil para votar a Tanxugueiras? Esa cifra, que no podría obtenerse dada la confidencialidad de datos, sí nos daría la cifra real de la aceptación real de Terra respecto a otras canciones.
Desde las trastiendas de la Generalitat de Catalunya o de los partidos catalanes no iban a hacerle la campaña a Bandini. Aún menos a Chanel. Pero tampoco desde Madrid se hacía campaña viral por Xeinn o Rayden. Andalucía no se movilizó por el confinado Hermida. No existía un interés de forzar su elección. No había un interés político por ellos. Eran sólo 'productos' musicales.
Pero, no hay fronteras, sí había un claro interés nacionalista por media España para que fueran elegidas Tanxugueiras. El televoto así no sirve para dictar una mayoría, se pongan como se pongan ahora los gallegos, incluido el italiano Jesús Vázquez.
Pero lo desconcertante es que el PP le sigue el juego aquí a los nacionalistas, se entiende que por no desairar a los miles de gallegos que ensoñaban con una victoria de Tanxugueiras en el Benidorm Fest.
Eurovisión, sin interferencias de oscuros intereses políticos, es un magnífico entretenimiento para gozar de la internacionalidad. En Eurovisión, precisamente, hay todas las fronteras de un continente que convierten así el festival en algo muy divertido. Las fronteras en Eurovisión son divertidas. Porque es divertido sentir que la canción de Macedonia del Norte es maravillosa cuando ni siquiera se sabría ubicar en el mapa a Macedonia del Norte. En ese momento sí que se desvanecen las fronteras, no hay fronteras, y Eurovisión se vuelve entrañable.
Lo que no es divertido ni eurovisivo es cantar eso de que "no hay fronteras" para levantarlas después con todas estas polémicas y que salga gente como Jesús Vázquez diciendo que quieren que gane Italia. Confiemos en que muchos gallegos se den cuenta de lo turbia que era esa muñeira. Están al límite de hacer un ridículo colosal.
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