Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Rasgos de una grande
En el centenario de su nacimiento la figura de Lola Flores crece en recuerdo, reconocimiento y prestigio, especialmente ante las nuevas generaciones. Una artista singular, temperamental, autodidacta y que nunca dejaba indiferente a los espectadores que la veían en los escenarios y a los que día de hoy la siguen contemplando en vídeos de sus programas, como cantante o como entrevistada.
Lola Flores fue una mujer que ahora llamarían empoderada, con criterio propio y que forjó su carrera a su imagen y semejanza. Un artista sin complejos, bien relacionada con sus compañeros. Aquí van diez rasgos de su carácter pionero.
Es una de sus frases más memorables. A raíz de sus problemas de Hacienda, por los ingresos que había desarrollado sobre todo fuera de España, en 1989 el fisco le reclamaba 50 millones. Y ella calculó: con tal de que cada español le diera una peseta ella solventaría su deuda y su multa. A cambio, ella se comprometía a hacer un espectáculo para agasajar a los donantes, "para tomar una copa y llorar de alegría". Ella se quejó de persecución. Debido a esos problemas con Hacienda nadie la contrataba creyendo que llegarían los inspectores detrás. Fueron los peores momentos personales de la aristas al margen de las enfermedades
La cuestación colectiva no se emprendió, pero sí con el debido ingenio salió adelante en el pago con, entre otras operaciones, con la venta de cuadros.
Lola se atrevía con todo. Incluso con la pintura. Un estilo naif con el que desgranaba estampas costumbristas, expresiones religiosas como procesiones. La expresión artística con el óleo era una más. Cantaba y bailaba. Por supuesto que cantaba y bailaba, el lema del crítico del The New York Times es apócrifo (se lo inventó algún incondicional) y Lola era una artista que llenaba el escenario. Y también la pantalla. Con apenas 17 años debutó en 1940 en papel menor en Martingala y ya entonces el público se fijó en ella. Hizo papeles de comedia y dramáticos a lo largo de casi 50 años. Ella se atrevía con lo que hiciera falta. Su hija Lolita bromea diciendo que si hubiera visto a Alba, hija de Antonio, en La casa de papel, Lola habría intentado quitarle el trabajo a su nieta. Se atrevía con todo y se sentía capaz de hacerlo.
Por cierto, en su labor pictórica, creó un cuadro en el que aparecían las jugadoras del Athletic de Bilbao ganando un trofeo. La curiosidad es que en los años 80 no había sección femenina de fútbol en el equipo vasco y quedaban años para que ganaran un trofeo.
Además de atisbar los éxitos del Athletic femenino, en 1971 Lola encabezaba el partido de fútbol benéfico en el que se reunieron una veintena de cantantes y actrices del momentos, disputando un caótico encuentro en el campo del Rayo. El duelo, inmortalizado en portadas y en el No-Do, fue entre las Folklóricas y las Finolis.
Realmente visto a ojos de hoy fue una opereta que venía a parodiar el verdadero deporte femenino. Era la mentalidad de hace medio siglo. Se intentó que fuera un evento simpático y así se trasladó. Por cierto, hubo empate. Y a Lola le interesaba, de verdad, el fútbol. Su hermana Carmen se casó con un futbolista que fue jugador del Betis y Real Madrid, Isidro, padre de Quique Sánchez Flores.
Antes de que se difundieran los ritmos urbanos desde Estados Unidos, Lola Flores y sus autores de cabecera creaban temas innovadores. El tanguillo de la Guapa de Cádiz tiene 636 palabras que se despachan en 3 minutos y 20 segundos, sin estribillo y sin respiro. Quintero, León y Quiroga eran revolucionarios en la música aunque se les limite a compositores de copla
Dentro de la heterodoxia folclórica que le gustaba cultivar, Lola se arrojaba a lo distinto y a la provocación. En 1972 publicó la canción Cómo me las maravillaría yo que es un continuo trabalenguas rítmico que da a pie a los que quieran emularla a meter la pata. Con arreglos actuales pasaría por un hip hop. A ver quién es capaz de recitar sin trastabillarse... "En un escaparate viejo tres caras juntas vi/ Tío Juan carasejo/ Tío Juan carasajo/ y el tio de Juan carasejo el viejo".
Nada menos que en 1966 Lola y su marido, Antonio González El Pescaílla, publicaban en el sello Belter la rumba El partido por la mitad. Cuando cualquier disidencia mínima del régimen se perseguía y hablar de partidos alternativos al del Movimiento era imposible. Y ahí Lola propone en El partido por la mitad su propuesta de gobierno, populismo musical: "Yo quiero que El Cordobés sea presidente o gobernador, y manden a Valderrama para Lisboa de embajador. Yo quiero a Manuel Santana en un buen puesto de senador y quiero que Antonio Ordóñez sea director de Gobernación". Ni Pablo Iglesias cuando pedía sus cuotas de poder tenía tal osadía como Lola, que humorísticamente daba la solución a los problemas al mismísimo Franco.
Entre los años 60 y 90 las actuaciones en TVE solían ser en 'play back' para abaratar costes y la aparición de todas las estrellas del momento. Los cantantes sólo tenían que mover los labios. Lola, por vehemencia en sus actuaciones, se oponía al play back y aunque muchas de sus actuaciones en la televisión fueron con música total pregrabada ella prefería la actuación con voz en vivo. Se reunía de su cuadro flamenco para cantar sus rumbas y bulerías, los palos que más le gustaban.
A Lola no le gustaba atenerse a un guion estricto. En aquellos programas donde iba intentaban añadir su punto de vista pidiendo que la dejaran a su aire. Como improvisadora era única aunque su tempereramente la rebasara en ocasiones. Ella quería mostrarse siempre sin artificios y con esa naturalidad sin ataduras surge la anécdota del pendiente en el Esta noche... fiesta de José María Iñigo en 1977. En la década siguiente propuso a la dirección de RTVE, con José María Calviño, elaborar un programa de entrevistas sin preguntas escritas que se llamaría Almuerce con Lola, en el que ella recibia en un salón a disitntos comensales para mostrarse tal como eran todos. Un estilo de televisión que llegaría veinte años después a España.
En la docuserie El coraje de vivir, en 1993 en Antena 3, Lola llevó sus memorias al testimonio personal, siendo lo más sincera y natural posible.
Muchas de las aristas de la copla llevaban diminutivo en su nombre (Estrellita Castro, Juanita Reina), otras se acompañaban de apellidos con su nombre artístico (Imperio Argentina), otras llevaban su lugar de origen (Marifé de Triana, Carmen Sevilla) y Lola Flores con los años puede hasta prescindirse de su apellido y es "Lola", Lola a secas, como el nombre de su docuserie en Movistar +. ¿Hace falta en España agregar un apellido al nombre de Lola (o La Lola) para saber de quién estamos hablando? La jerezana, que de joven se inició con el nombre de Imperio de Jerez, además fomentó otros sobrenombres para ampliar su espíritu de leyenda, como La Faraona o Lola de España.
Las Azúcar Moreno, por ejemplo, alumnas aventajadas, publicaron Bailando con Lola. ¿Algún español podría dudar a quién está dirigido el tema de homenaje?
Lola Flores presumía de asuntos en los para los demás podía ser incómodo como sentirse orgullosa de España, de ser española, y "de vivir en un lugar único". Su pasión y su cariño incondicional convertía su patriotismo en un ejercicio sentimental al margen de cualquier interpretación política. Y así era su devoción contagiosa por su tierra natal, Jerez de la Frontera (y Cádiz, en general); y por la que consideraba su tierra adoptiva, Sevilla. Hablaba tanto como escuchaba, así que tenía a cientos los amigos y los contactos, manteniendo una buena relación con todo su entorno y donde todo se arreglaba con una fiesta improvisada. Trabajando hasta casi sus últimos días de vida, conduciendo programas en TVE hasta la primavera de 1995, Lola Flores era una mujer rotunda. Lo de ser una mujer empoderada lo llevaba ella en su esencia. Lo más natural del mundo.
También te puede interesar
Lo último
2 Comentarios