El coloreado mundo de José María Carrascal al filo de la medianoche
Obituario
La dirección de Antena 3 le encomendó en 1990, cuando tenía ya 60 años, hacer un informativo de autor como en Estados Unidos, donde fue corresponsal durante más de dos decenios. Los humoristas le imitaban cuando presentaba los titulares del 'Frankfurter Allgemeine Zeitung'
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El fallecido periodista José María Carrascal, que ha muerto este viernes a los 92 años, emplazaba a sus espectadores "al filo de la medianoche", que era su latiguillo, el título de una entrega del Charles Bronson más justiciero en el cine. Pero Carrascal, devoto de la verdad y del rigor para así dar paso a la opinión y las interpretaciones, sabía que eso era mentira. Su informativo durante años dejó de emitirse a la medianoche. Y nos daban las doce, la una, las dos e incluso las tres. A saber en qué momento aparecía el bronceado periodista de las corbatas chillonas y de convicciones muy conservadoras para hacer el repaso del día con sus duros editoriales contra Felipe González.
¿Por qué Carrascal llevaba corbata de colores? Era su sello de distinción, siempre afanoso de ser un verso libre dentro sus de líneas tradicionales. La corbata era la única prenda que un señor podía permitirse entre la formalidad de un traje bien cortado. Y lo que era una concesión a la excentricidad terminó siendo un gesto de elegancia e incluso de formalidad: Carrascal llevaba corbata cuando nadie se la ponía ya en el plató, como cuando en 2015 apareció en El Hormiguero. Sí, con Pablo Motos, junto a Matías Prats. Antena 3 celebraba su 25 aniversario con dos veteranos periodistas que simbolizaban dos etapas. En realidad, Carrascal, los inicios, y Prats, el resto.
Manuel Martín Ferrand y Luis Ángel De la Viuda, los dos principales directivos de Antena 3, transportaron a la pionera parrilla de 1990 el espíritu de la cadena de radio que se había cimentado con gran éxito en los años 80. Del corresponsal en Estados Unidos de la cabecera Pueblo y posteriormente de ABC pensaron que era la figura idónea para convertirla en un Larry King español. Y al filo de los 60 años Carrascal se puso al filo de la medianoche, una historia que ahora sería impensable. No hay cadena que osara algo así.
Su misión en principio era la hora estelar de las ocho de la tarde pero a las pocas semanas pasó a la más lógica para un noticiario con visión personal, la medianoche. A esa hora pocos años antes Felipe Mellizo aparecía en la Segunda Cadena en lo que fue el primer informativo personal de la TV en España. Ya en 1971 Martín Ferrand, el becario de Diario de Cádiz que terminó fundando una cadena de televisión, había creado en TVE el 24 Horas donde entre otros tuvo su oportunidad en las noticias Luis del Olmo o Rosa María Mateo. En la radio, en la SER, se convertiría en un espacio que habrán oído alguna vez, Hora 25.
Antena 3 en sus primeros pasos rozó el desastre pero quedó como seña de identidad el adusto presentador de pelo blanco y corbatas imposibles. Era la figura más notoria de los informativos, que eran la gran aspiración de la primera cadena privada en funcionar, con aquellos anticuados planteamientos de la parrilla. El más heterodoxo de una televisión demasiado ortodoxa terminó asentándose en el trasnoche entre espectadores convencidos y otros que lo veían por el morbo de sus opiniones contra el Gobierno. El azote inteligente de Vicente Vallés en estos tiempos contra Pedro Sánchez se convertía en el tardofelipismo en métodos algo más pedantes, el tono que parecía columpiar Carrascal con sus frases.
Son memorables sus aperturas de imágenes de poblaciones medias para hablar de la cifra mensual de nuevos parados. Su rictus serio para dar paso a las fotografías de los etarras buscados por la policía, su repaso a los titulares de los periódicos. Por su devoción a Alemania (a lo que había sido la RFA), donde se había forjado como corresponsal, sumaba el Frankfurter Allgemeine Zeitung, con el que le parodiaban los imitadores. Lo imitaba Josema Yuste en los tiempos gloriosos de Martes y Trece así que eso fue como entrar en el olimpo de la tele.
El ya entonces veterano periodista parecía una figura anacrónica en una televisión que evolucionaba rápido y mantuvo su popularidad aunque pocos le veían ya. Su noticiario iba siendo mandado a las profundidades de madrugada mientras se sucedían los contenidos de entretenimiento nocturno. Eso sucedía en la etapa de Manuel Campo Vidal, con la adquisición de la cadena por parte del Grupo Zeta y Banesto, en 1992. La nueva dirección fichó a tocateja a muchos rostros populares (con Emilio Aragón en cabeza) para levantar la audiencia pero Carrascal siguió. Y resignado en sus nocturnidades remotas se mantuvo hasta 1997 cuando el siguiente cambio accionarial, con la entrada de Telefónica, sufrió el despido de la única cadena donde estuvo a diario.
Escritor, articulista, contertulio en la radio, no le hizo falta estar pegado a la pantalla para ser apreciado por un público que le había visto en algún momento, algún día, años atrás. Su carácter afable vestía sus opiniones firmes. Y como no le faltaba sentido del humor grabó con Xavier Sardá, un año antes de que éste se marchara a Marte, el programa Todos somos humanos. Un especial de pifias en la tele que terminó siendo un espacio semanal de vídeos. Sardá y Carrascal no coincidían en el plató. Al informador lo habían fichado para esta panorámica porque también eran célebres sus despistes con el piloto rojo ("con una cámara bastaría", era su protesta) o su pelea con un abrecartas para descubrir el libro Sex de Madonna.
Los primeros años de Antena 3 fueron un cúmulo de momentos surrealistas pero el veterano periodista madrileño sorteaba los inconveniente sin mancharse la corbata, tras tantos años de experiencia en foros neoyorquinos y una vida pegada a la máquina de escribir y el ordenador. Hasta el último momento estuvo escribiendo en ABC, a unos 92 años bien llevados y aún mejor vividos en esta pasión de contar lo que pasa y dar nuestro punto de vista.
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