Las diez claves para aclarar el Benidorm Fest
Una semana después
Entre polémicas, bulos, amenazas de muerte e intromisión política, arriba quedará el éxito de esta selección eurovisiva española y el éxito a partir de ahora en el festival europeo
Hace una semana que concluyó el Benidorm Fest y la polémica de su resultado sigue en su esplendor. Ha bajado la toxicidad en las redes y la indignación va dando paso a otras reacciones. Los propios intérpretes, que han tenido una excelente relación entre ellos, y la mantendrán pese a todo, decían “hemos ganado todos” pero sus seguidores no lo entendían.
Con las semanas nos iremos dando cuenta de que la canción elegida, Slo Mo, a punto de ser la más viral en SpotifySlo Mo en todo el mundo, era la mejor opción para llevar este año a Eurovisión. El Benidorm Fest ha renacido para resarcirnos en el concurso continental ya que tenemos el peor palmarés reciente de todos los países. Desde España se han llevado canciones muy malas y otras no tanto, pero ya llegaban lastradas por la mala imagen de otros años.
El ruido político seguirá en torno a lo sucedido el sábado pasado porque las apariencias son muy rentables: orgullo herido hacia una lengua y una comunidad, un jurado que ha parecido favorecer a oscuros intereses del Averno o una cadena pública hacia la que cualquiera se siente con el derecho de avasallar.
Estas son 10 claves del tema de la semana que ha generado más horas de tertulia, opiniones y comentarios que el resto de todos los asuntos importantes:
Las claves
1.. El Benidorm Fest ha sido un gran programa. No sólo un gran formato que ha reunido a todas las generaciones, ha sido el mejor espacio de entretenimiento en la cadena pública de la dos últimas décadas. Un Eurovisión de consumo propio con ritmo, bien realizado y con un gran nivel en el variopinto muestrario de intérpretes y sus puestas en escena. Irá a más en todos los aspectos. Atacar a RTVE tras esas tres noches espléndidas sin reconocer el esfuerzo de la corporación y las autoridades valencianas sería muy ingrato. Hay Benidorm para mucho tiempo.
2. Hay nivel para quedar bien en Eurovisión a partir de ahora. Se acabó lo que quedar entre los últimos. La selección de aspirantes fue muy compensada y cualquiera de los trece habría quedado mejor que los participantes españoles más recientes que acabaron en el lógico furgón de cola. Rigoberta Bandini ya es una de las intérpretes españolas más conocidas y oídas. El espléndido Ay, mamá ganó antes de subir al escenario, pero no ganar el Benidorm Fest no le afectará. Rigoberta debe regresar allí.
3. Galicia se enfadó con un poco de razón. Ni en sueños las jóvenes Tanxugueiras se hubieran imaginado un éxito fulgurante. Debieron pulir cualquier rastro de oportunismo nacionalista. Sus paisanos quedaron cautivados. Lógico, porque en más de 60 años sólo ha habido una representante de Galicia por España en Eurovisión. El gallego se merece aparecer en Eurovisión (en los años 60 había un paisano que lo impedía, por cierto) pero Terra no era el tema, por mucho ensoñaran sus televotantes.
4. Lo viral no siempre quiere decir que es lo mejor. Tanxugueiras fueron las más votadas por el público desde casa, con 144.000 mensajes, el 74% de los más de 190.000 enviados, pero eso ni significa que fuera Terra fuera la canción más apreciada de España sino la más respaldada en participación. No se puede hablar de “atentado contra la democracia” cuando es una consulta libre: participa quien quiere y todas las veces que quiere. El televoto se puede tergiversar por un asalto así de pasión, como es el caso, y no quiere decir que su resultado sea justo, sino interesado. Había mejores canciones, como el Raffaella de Varry Brava, que no tenían ninguna campaña de voto detrás. Imponerse por el número no quiere decir que se tenga razón. Un televoto tergiversado sí tiene ánimo de manipular. Fue lo que sucedió con Chikilicuatre, las reglas de este juego han de contar con filtros de calidad, como un jurado profesional. Así funciona el propio Festival de Eurovisión.
5. El jurado siempre es polémico. Cuando varias personas han de juzgar quién es el mejor de entre una relación de aspirantes siempre van a despertar recelos y sospechas. Que se votara a la baja a Tanxugueiras no quiere decir que fueran injustos. Ni se puede hablar alegremente de tongo. Más injustos hubieran sido de haber valorado mal a Rigoberta Bandini, segunda, si la intención era dirigir la victoria de Chanel. Se puede interpretar que el jurado se dejó impresionar por la coreografía y que había otras propuestas arriesgadas frente a Slo Mo, pero es injusto hablar de favoritismo. La falsa mayoría aplastante, tan podemita, de Tanxugueiras se contrasta con los datos del llamado voto demoscópico en el que apenas hay un punto porcentual de diferencia entre Tanxugueiras, Chanel y Rigoberta. El jurado desequilibró por apreciación de calidad. Los que quieran malinterpretarlo como manipulación se pueden relajar repasando la historia de Eurovisión.
6. Los políticos son tristemente oportunistas. No es necesario insistir en que detrás de la loable interpretación de folclore actualizado de Tanxugueiras, con una vibrante muñeira, habían intereses de fuerzas nacionalistas de Galicia y de otras comunidades para convertir la oportunidad de Eurovisión en un escaparate de proclamas, agravios y esteladas. Terra iba a convertirse en un problema y en bronca nacional, ganasen o perdiesen. Algunos lo tenían previsto y el victimismo nacionalista, a punto. Ha habido también bocazas estelares añadidos como Echenique, Jesús Vázquez o David Broncano (de la productora del Chikilicuatre) que se podrían haber ahorrado echar leña al fuego.
7. Es comprensible la indignación en Galicia. Veían la victoria al alcance de la mano (en el móvil) pero no se puede entrar en juegos de sospechas, investigaciones, y seguir alimentando la polémica como parece que seguirán haciendo Podemos y sus contertulios y el PP. Ya sabíamos que los dirigentes del PP no saben mucho de televisión, sólo de control. Y de Eurovisión parece que hay poca idea. En este caso le hacen el caldo gordo a los independentistas. La representante española es una niña inmigrante que ha prosperado en nuestro país. Hay partidos que parecen no encajarlo.
8. Todo lo sucedido, pese a todo, convierte al Benidorm Fest en un éxito. Ha sido tal la repercusión para todos los participantes que el millar de canciones que se presentaron este año se triplicará de cara a 2023. La siguiente edición confirmará que el nivel musical español está a la altura de Italia con San Remo. La audiencia volverá a respaldarlo, incluso los gallegos, y será una oportunidad para La 1 de reclamar su sitio sentimental entre los espectadores. La fórmula de elección va a cambiarse pero la solución no es darle más protagonismo al televoto porque las broncas son inevitables. Lo que tiene que cambiar es el país, el respeto y la moderación entre nosotros, que no tiene visos de solución próxima.
9. Eurovisión 2022 será un pelotazo para España. Con unas cifras de espectadores sobre los 6 millones, en estado de reposo, el próximo festival superará los 10 millones de fieles. Chanel se va a instalar entre las favoritas y muchos espectadores se van a sentar a ver cómo queda. Algunos se alegrarán si queda mal, vaya. A partir de lo que suceda este año TVE debe dar más protagonismo a los talentos musicales sin tener que pasar por los talents. Ha tomado con la debida seriedad la representación de España en un foro como Eurovisión que es algo mucho menos frívolo de lo que parece.
10. Y ¿cómo quedará Chanel? Esto no es la sugestión de Rosa o de Almaia. El que esto escribe, por primera vez en su vida, contempla que España va a ganar Eurovisión. Se dice para que quede escrito una sola vez. No son percepciones para alardear durante meses. Entre nosotros, Chanel ganará Eurovisión. Pero ahora mismo, por prudencia y diplomacia, diremos que hará el mejor papel de los últimos 25 años.
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