La bronca 'reality' en TVE de Paco Camino con Palomo Linares que se vio en todo el mundo
Enfado ante José María Íñigo
En 'Directísimo', en 1975, los dos diestros se enzarzaron en una discusión en una situación inédita para los espectadores de entonces
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Íñigo y Pippi Calzaslargas
No hay gala en directo de un reality que no tenga sus momentos de bronca entre participantes, entre familiares y participantes. No hay tertulia agria en directo que no tenga sus dosis de advertencias, de malas caras y de algún insulto despedido al aire. En la TVE del bucle de directo en el tardofranquismo, sin palabras malsonantes ni cuando los protagonistas de una serie se golpeaban con un martillo, la discusión de los diestros Paco Camino, fallecido este martes a los 83 años, y Palomo Linares fue épica.
Ocurrió en el programa Directísimo de José María Íñigo, en mayo del 75, aún vivo Franco. Hubo olfato. El espacio estelar realizado por Fernando Navarrete los citó por separado y entre los dos protagonistas e Íñigo fabricaron el primer gran momento viral de la televisión en España. El crispado rato se vio en cadenas de todo el mundo, que la solicitaron a TVE, con el forcejeo del final.
El espacio de los sábados por la noche con el bigotudo presentador, traslación del Estudio Abierto que había funcionado en la Segunda Cadena durante casi cuatro años, se había convertido en el primer talk show moderno en la TV en España. Ahí podía suceder cualquier cosa, dentro de un orden. Íñigo fabricaba momentos, pero no calculó la dimensión de la bronca de los toreros. En Directísimo podía ser invitado Uri Geller para que doblara cucharas media España, acudian participantes anónimos que mostraban su pericia haciendo música aporreando una puerta (no es broma), las dobladoras de Heidi podían poner frases impensables en escenas de sus personajes, o el del bigote se llevaba al plató a la protagonista de Pippi Calzaslargas (Inger Nilsson) y en lugar de aparecer la niña que esperaban los espectadores se asomaba una espigada adolescente de quince años.
Mascando la polémica, en el 4 de mayo del 75 se lio en la Primera Cadena cuando en el Estudio 1 de Prado del Rey se llamaba a los dos toreros del momento, que estaban peleados por unas simples declaraciones en la prensa. Llamados a la vez, pero para ser entrevistados por separado ¿Iba a producirse una batalla si los juntaba? se preguntaba el propio periodista.
Eran compañeros en la plaza, de hablarse, que después en la calle podían hacer lo que les pareciera, vino a resumir sobre la tensión Camino. El presentador vasco los entrevistó por separado y comenzó con el de Linares, que dijo que no había nada con Paco Camino, aunque había dicho "verdades como templos" sobre él. El camero pasó posteriormente a la mesa de entrevistas para amonestar "al mushasho" sobre sus palabras, "sus tonterías", en las que le acusaba de haber amañado corridas televisadas, para su lucimiento. Lo de "mushasho" y lo de las "tonterías" le cayó mal a su rival. Y la puntilla fue cuando Íñigo le preguntó al de Camas sobre qué le parecía Palomo LInares como profesional. Lo resumió como "un mushasho con cualidades, que anda bastante bien".
Y ahí es cuando se produjo la bronca, un incendio vivo inesperado. El de Linares se sumó como un espontáneo, tomó la silla con malas formas y se sentó amenazante al lado justo de Paco Camino, a que le dijera las cosas a la cara, con la sonrisa y mirada ladeada del otro. "Me respetas o no nos respetamos. No te vayas a pasar". "No soy uin mushasho. Soy un tío, a lo mejor veinte millones de veces más que tú", le señaló con el dedo Palomo.
Paco Camino se acordó en ese instante de la audiencia, "aquí hay 14 o 15 millones de habitantes", por lo tanto si se tenían que partir la boca, que fuera en la puerta, no delante de la gente. "Eso sí", se conformaba ufano Palomo.
Íñigo, que se relamía por dentro, simulaba que estaba siendo desplazado de su programa. Los dos toreros se contuvieron ante la pantalla porque las consecuencias pudieron ser aún más graves. El censor de TVE, Paco Ortiz, estaría acordándose de las bondades del vídeo, cuando se puede controlar todo, y el incómodo diálogo se enjuagó durante unos minutos.
Íñigo los despidió y ambos se levantaron de la mesa gallitos, siendo separados por un tercero y con más de un empellón posterior. En una gala actual de Telecinco todo esto habría sido el principio de una bronca aún mayor, para cultivar durante meses.
La televisión aún se seguía inventando, en España se comprobó en ese momento la capacidad que tenía la pnatalla de avivar cualquier polémica.
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