¿Cuál es la audiencia real de los programas de La 2?

Cuántas veces hemos conversado el director y presentador de La aventura del saber y un servidor sobre este particular. El programa que el 13 de octubre cumplió 30 años de emisión, y que se ha emitido invariablemente en las mañanas de La 2 desde 1992, nació un año después de que las TV privadas comenzasen su andadura a velocidad de crucero en todo el país, no sólo en Madrid y Barcelona.

Según los datos de Kantar Media, este programa cultural matinal que gira en torno a una cuota de pantalla del 1%, cuenta con una horquilla de espectadores que van entre los 15.000 y los 50.000. Algo que resulta chocante si comprobamos la nómina de colaboradores habituales del programa: el politólogo Pablo Simón, la psicóloga Laura Rojas Marcos, el filósofo Reyes Mate o el historiador del arte Peio Riaño. A ellos se suman cada día escritores que presentan sus últimas obras.

El menú de cada edición se compone de dos entrevistas en plató y varios reportajes. Teniendo en cuenta el número de espectadores que se sientan cada mañana ante el televisor, cifra que se mide en millones, parece increíble que sean tan escasos los que opten por conectar con este islote de buen gusto.

Y es que, en general, mientras en los programas emitidos en las franjas de máxima audiencia los audímetros suelen clavar las cifras porque éstas se pueden extrapolar al conjunto de la población sin temor a equivocarse, en el caso de los espacios más complicados atinar es más complicado. O esa es la idea que defienden sus responsables. ¿Son de verdad un sólo un 1% (uno de cada cien espectadores que consumen la televisión en esa franja) quienes ven Un país en danza, Página 2, Atención obras, Días de cine y Culturas 2, como reflejan día a día los audímetros?

Yo sólo puedo hablar por mí. Predicando con el ejemplo, y una vez superado mi enfado con la dirección de TVE por los años de retraso con que implantó la Alta Definición en La 2, desde que llegó esa mejora tecnológica visiono las cuatro ediciones semanales de La aventura del saber’ mientras ceno, en lo que se ha convertido en un ritual provechoso.

¿Quién se atrevió a llamar a la tele caja tonta? Nunca me han instalado un audímetro en casa, pero estoy con Salvador G. Valdés en que a lo mejor somos muchos más de lo que dicen las cifras. Hay que ser optimistas.