"Hemos tenido que aprender a empuñar de verdad las armas"
silvia marty. 'perdóname, señor'
La actriz barcelonesa se dio a conocer en la serie musical 'Un paso adelante
En la serie gaditana de Telecinco interpreta a Irene Oliver, una teniente de la Guardia Civil
Formaba parte de aquella pandilla de estudiantes que por muchos años que pasaran en la academia seguían como alumnos. Un paso adelante fue en la década pasada un emblema para el público juvenil. En aquella serie de Antena 3 se dio a conocer Silvia Marty, una actriz catalana que ahora se convierte en teniente de la Guardia Civil entre los narcotraficantes del Estrecho en Perdóname, Señor, la serie de Paz Vega y Jesús Castro que ofrece los miércoles Telecinco.
-Para convertirse en guardia civil usted tendrá que haberse preparado...
-Pero como una alumna más de la Academia. Tomando nuestros apuntes, preguntando todas las dudas. Hemos aprendido a empuñar de verdad un arma, para que nuestros personajes sean realmente verosímiles. Todo eso se cuida mucho en las series actuales. Hubo varios agentes de la Guardia Civil que vinieron a explicarnos detalles de su trabajo, cómo se entra en un registro por ejemplo, cómo se actúa en una redada. Y después en el plató o en el rodaje había otros agentes que nos asesoraban.
-¿Cómo se empuña un arma "de verdad"?
-Pues como poco simulando su peso, porque no pueden parecer que son de fogueo. Lo más difícil ha sido aprender a esposar. Para eso hay que inmovilizar a un detenido, y yo con mi 1,60 de altura lo tenía complicado. Los compañeros de rodaje me tenían que ayudar a que fuera convincente en las detenciones. Nos tomamos todo muy en serio, aunque después nos riamos cuando nos hemos pasado con nuestra actuación. Poner las esposas, y que parezca real, tiene su dificultad.
-¿No tenía ni idea de cómo actuaba un agente?
-Hasta que no surge un trabajo como éste no te planteas los detalles para ser una policía. Requiere su atención en su momento.
-Todo es cuestión práctica, como los bailes de Un paso...
-En aquella primera oportunidad yo era un novata total. Me formaba en teatro y en Barcelona aprendía interpretación mientras iba al instituto, pero sin pensar que iba a tener una buena oportunidad tan pronto. Junto a mi formación estudié interpretación, danza y canto. Pero de ahí a pasar a un plató a grabar una serie medía un abismo de responsabilidad. Fue un equipo estupendo, todos estábamos muy receptivos y tuvimos el apoyo de los veteranos.
-Sería un honor trabajar junto a Lola Herrera.
-La admiraba desde pequeña, pero en especial tenía devoción por Vicky Peña, que era uno de mis ídolos de niña. Pasar de verla en los escenarios a tenerla junto a ti impresionaba mucho. Pero ella lo facilitaba todo. También era un lujo trabajar junto a Alfonso Lara, que es un gran profesional. Compartí muchas escenas con él.
-En Un paso adelante su personaje era un sinvivir de dramas.
-Es lo que tiene. Para que un personaje se asiente en una serie coral le tienen que pasar muchas cosas. A veces parecía una amargada, pero por supuesto, era mi papel en la ficción.
-¿Y a Irene le sucede de todo en Perdóname, Señor?
-Me gusta que de cara a los compañeros parezca una mujer muy fuerte, intratable, y que en la intimidad se muestre vulnerable. Pueden parecer tópicos, pero refleja una personalidad real porque la profesionalidad en la policía la puedes aparentar ante los demás, pero entre los tuyos te tienes que mostrar cómo eres. Los agentes no son robots, ni gente fría, que no siente empatía. Me gusta que Irene sea tan real en su vida personal.
-Y está enamorada del jefe...
-José Manuel Seda es un actor inmenso. La tensión sexual no resuelta entre ambos será una de las tramas que irá creciendo en los episodios que restan.
-Las series de policías ya no transcurren en Madrid.
-Y está muy bien que así sea. Que no sean sólo las grandes ciudades y que se revele lo que a veces se queda sólo en el titular de un periódico. La Guardia Civil se juega el tipo en muchos sitios y era necesario contar historias como ésta. A mí me encanta además que se ruede fuera de Madrid porque evitar la rutina y conoces otros lugares. Precisamente al estar en el sitio real que se cuenta en la ficción te mentalizas más de lo que estás interpretando. Y al conocer a la gente de ese lugar, como pasó con Barbate, empiezas a aclarar claves de lo que se narra en Perdóname, Señor. Fueron tres meses extraordinarios de rodaje. Por el lugar, por la experiencia y por conocer de primera mano a unas personas fantásticas.
-¿Al aire libre se palpa la verdad?
-Sí, entiendes mejor todo. Y al aire libre siempre se trabaja a gusto salvo que los elementos se pongan en contra, que en Perdóname, Señor también tuvimos lluvias y levante. El año pasado también rodé en Chile una película junto a Elena Anaya y siempre es maravilloso descubrir otros paisajes. En Madrid no te enteras de nada cuando te encierras en un plató.
-¿Le gustaría volver al teatro?
-Todo parte del escenario. Siempre que puedo vuelvo al teatro porque es donde realmente se forja un actor, en el trabajo diario y en el contacto con el público. La televisión o el cine son necesarios para nuestro trabajo, se gana bien, pero en el desafío del escenario es donde creces y donde te pones a prueba para saber hasta dónde llegas.
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