Cómo los nazis se apoderan del fantasma de Lady Di en su final en 'The Crown'

Un detalle clave

El príncipe Felipe de Edimburgo alecciona a sus nietos en el funeral de su madre, en 1997, por experiencia propia 61 años atrás

Otros versos sueltos, como Harry, en 'The Crown'

'The Crown 5', venga a nosotros tu reino

Felipe de Edimburgo se dirige a sus nietos en la comitiva funeraria tras el catafalco con los restos de la princesa de Gales
Felipe de Edimburgo se dirige a sus nietos en la comitiva funeraria tras el catafalco con los restos de la princesa de Gales / EFE

Lo aceptamos. Esta primera parte del final de The Crown, temporada 6, se ha centrado excesivamente en el final y adiós a Diana Spencer sin atender a nada más. Atención, en todo el texto hay espóiler de estos último cuatro capítulos estrenados.

El fantasma de Diana copa todo el cuarto episodio. Una licencia melodramática que se permite Peter Morgan como bálsamo para todas las partes implicadas en el suceso de agosto del 97, cuando en plena persecución de paparazzi se estrella el coche que traslada a la princesa y a Dodi Al Fayed. Los tres capítulos de la temporada relatan cómo se llegó a ese fatídico instante.

El hijo del todopoderoso empresario egipcio habría sido empujado por su padre a ese romance con Diana para emparentar así con las altas esferas. Ella no estaba por la labor y él obedecía con su voluntad patética. Es la versión de The Crown, que no entra en si hubo influencias e intrigas para acabar de un plumazo con lo que podría considerarse una amenaza a la Corona. Al Fayed padre termina siendo el villano de una mala película.

Elizabeth Debicki y Dominic West, Diana y Carlos en 'The Crown'
Elizabeth Debicki y Dominic West, Diana y Carlos en 'The Crown'

El fantasma de Diana, y el de Dodi, se aparecen en la cuarta entrega como la voz de la conciencia tanto del príncipe Carlos como de la reina Isabel y de esta forma la ficción histórica de Netflix templa las especulaciones y culpas e intenta calmar a todos. En realidad, claro, no sería el ectoplasma de Diana sino la expiación de su ex marido y ex suegra por aprender de ese trágico final de una desdichada víctima conjunta.

Este desarrollo excesivo termina siendo también un bálsamo para la imagen de los hijos. A fin de cuentas Netflix quiere ser generosa con el príncipe Enrique.

En el desfile del funeral de Diana, imágenes memorables de aquellos días, Felipe de Edimburgo estuvo firme junto a su hijo y nietos detrás del catafalco, recomendando cómo sostener la entereza en ese instante. Imágenes reales y escenas de la ficción (Jonathan Pryce levanta algo su apocado Felipe) que enlazan con los propios fantasma del consorte de Isabel II.

El príncipe Felipe de niño en el capítulo 'Paterfamilias' de The Crown
El príncipe Felipe de niño en el capítulo 'Paterfamilias' de The Crown

Sin hacer explícita la elipsis, la serie lleva a recordar el momento en que el entonces adolescente príncipe griego tuvo que asistir al funeral de su hermana Cecilia, víctima de un accidente aéreo junto a su marido e hijos. Se plasma en el capítulo 9º de la segunda temporada, Paterfamilias. La ciudad alemana de Darmstadt se llena de banderas nazis, repleta de uniformes, para dar el adiós al gerifalte alemán, cuñado del que sería consorte inglés, y de su familia. Felipe de Edimburgo se ve rodeado de símbolos nazis en el pesar por la pérdida de su hermana favorita.

Una experiencia así, con 17 años, es la que le hace dar la lección a sus nietos para que sobrelleven con dignidad pública las honras por su madre. Un funeral delicado para la familia 61 años después de que Felipe de Edimburgo hubiera despedido a su hermana. Situaciones parecidas en mundos y tiempos diferentes. La mejor lección que en ese momento puede dar el ilustre abuelo a sus nietos fue la lección que tuvo que asumir en víspera de una contiendo que terminaría de dividir al mundo. Y a la familia de ese príncipe.

La fractura social, personal y familiar que tuvo que afrontar la monarquía británica en 1997 (lo relata más al detalla The Queen, con guion también de Peter Morgan) era contexto de su tiempo, igual que la complicada experiencia, difícil de explicar a través de las imágenes, que vivió el futuro marido de la reina en las nazificadas calles de Darmstadt.

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