20 años de un grande

El 5 de septiembre de 1994, nada más volver de las vacaciones, los españoles convirtieron en líder de audiencia a Chiquito, imitándolo.

Chiquito durante una de sus actuaciones en el año en que falleció su mujer, en 2010.
Chiquito durante una de sus actuaciones en el año en que falleció su mujer, en 2010.
Francisco Andrés Gallardo

07 de septiembre 2014 - 05:00

"¿No me llamarás para hacer otro programa de chistes?", preguntaba con inquietud Tomás Summers a Ricardo Visedo, directivo de Antena 3. El productor estaba rematando en Canal Sur, en el centro territorial de Málaga, la temporada de Son risas y lágrimas, heredero estival de Saque bola, donde se mezclaban chistes de aficionados y profesionales entre vídeos caseros. Summers se marchó a almorzar, algo harto, y en el aperitivo en el restaurante La Coquina, en Torremolinos, chasqueó la lengua porque un tipo a sus espaldas estaba dispuesto a dar la tabarra. En esos segundos, en un simple almuerzo buscando tranquilidad, comenzaba a cambiar la historia cotidiana de España. Si Summers hubiera elegido otro momento y otro lugar a estas alturas nadie diría "hasta luego Lucas" o "no puedo, no puedo", con la mano en los riñones. El hermano de Manolo y Guillermo Summers no estaba para chistes aquella tarde de mayo pero se sorprendió al oír cómo se crecía aquel surrealista narrador contratado para animar una comida de empresa. Y cuando se giró para verle lo tuvo claro: ese hombre bajito, con camisa imposible y patadita al aire, iba a ser la estrella del futuro programa de Antena 3. Visedo, quien encargó el espacio nocturno, llegó a decir en la segunda entrega que lo quitara, "que no entendía a ese hombre mayor", y el director de un formato sencillo y bien barato, insistió en que ese nervioso malagueño que repiqueteaba por la pantalla era clave para Genio y figura.

Gregorio, Chiquito, no puso muchos problemas para fichar por Antena 3, lo que más le preocupaba era que no quería coger el avión para ir a Madrid. En un rápido apretón de manos el cantaor de 62 años se sentaba en el sofá junto a Paz Padilla, encontrada en el casting de Cádiz cuando había ido a acompañar a la cuñada. Al primer salto la gente se dio cuenta de que aquello era diferente.

Al regreso de las vacaciones de agosto de 1994 todo el mundo comentaba en la calle la sorpresa de ese humorista que hablaba en su propio lenguaje, repleto de gargareos y expresiones desconocidas como "finstro", "diodeno" o "caidíta de Roma". El lunes 5 de septiembre de 1994 Genio y figura se convertía en líder de audiencia por primera vez, ante un otoño de gloria. Casi 4 millones de españoles (más de los que reunió el otro día la selección de fútbol) se asomaron a ver a Chiquito, que había estado durante el verano yendo de allá para acá contando chistes malos de toda la vida sazonados con improvisación flamenca.

Genio y figura había llegado de puntillas el domingo 24 de julio, apelando al éxito de programas andaluces como Saque bola. En lugar de Emilio Aragón, que ya era una estrella, Summers escogió al mago Pepe Carrol. Hasta entonces su aparición en los platós se había limitado a exhibir sus habilidades ilusionistas. También triunfó intercalando ironías y guasas inteligentes entre chiste y chiste. Carrol fichó por Telecinco al año siguiente y el fracaso en Aquí no hay quien duerma le avivó una depresión de la que no se recuperaría hasta su fallecimiento en 2004.

"Era un triángulo: Paz, Pepe y Chiquito", insiste el propio Tomás Summers. Pero había que engrosar un programa de dos horas semanales. Para tener plantilla suficiente, entre titulares y concursantes, tuvo que hacer un prolongado casting por toda España, aunque incidiendo por estos contornos. El director se trajo a Manolo Mármol o Felipe Segundo de otro de sus concursos en Canal Sur, Las cuatro estaciones, a los que se añadieron Pilar Sánchez, Juan Trujillo o El Gran Fali. Nunca habrían sospechado que serían los presentadores de la lujosa gala de Navidad.

Genio y figura tuvo un año de gloria. Al verano siguiente la cosa estaba desgastada. No había chistes en el universo para tantas semanas, aunque una selección de actuaciones se convirtió en una de las cintas de VHS más vendidas del año. La caída del programa fue llegando con el cambio de nombre. Un conjunto valenciano presentó la titularidad registrada de "Genio y figura", que se transformó en Ingenio y locura. Lo presentaba, a carcajadas, Bertín Osborne, pero ya no fue lo mismo. Como le pasó al Un millón de gracias con Las Virtudes. Chiquito fue fiel hasta última hora, cuando ya toda España lo remedaba. Apareció en todas las cadenas y llegó a tener una breve carrera cinematográfica.

Hace veinte años la gente empezaba a decir "pecadorr de la pradera" y todavía hoy, aunque Gregorio ya no se prodigue, si ponen el oído, lo escucharán de boca de algún cuñado.

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