Tip y Coll ¿fueron los mejores humoristas que hemos tenido?
Cómicos memorables
La 2, en 'Imprescindibles', arranca su nueva temporada esta noche con 'Regardez la gilipolluá' sobre la memorable pareja
Cuando las parejas de cómicos no se aguantan
Las carcajadas en pareja no pasan de moda
En una época de riguroso blanco y negro el severo contraste de Tip y Coll representaba la caricatura de la autoridad. Dos señores respetables en apariencia (sombrero de copa, bombín y frac) que en cuanto abrían la boca se delataban como dos antisistema.
Dos desalmados con ganas provocar (o la risa, o la indignación. O ambas cosas a la vez). Y con su forma de ver la vida, que era ironía exprimida de los hígados, azuzaban en los cerebelos con mucho absurdo y doble sentido. Fabricaban disparates que entroncaban con la tradición artística española más tenebrosa y divertidamente cínica.
Da igual el trasfondo político personal que tuvieran el señor Sánchez Polack o el señor Coll. Cuando juntos se mezclaban en un diálogo creaban una reacción ácida, corrosiva con todo lo que había alrededor. Hay que revisar todo lo que hicieron y dijeron para valorarlos en un contexto donde jugaban con las palabras y decían barbaridades, para su tiempo, sin que nadie se diera cuenta. Ya han pasado a la historia con el vaso de agua pero cualquier texto firmado por Tip le habría dado derecho para que ingresara en la Academia. Para qué. Y el señor Coll, que sobrevivió a su quijotesco amigo, lo echó de menos durante mucho tiempo.
Esta noche en La 2 de Sempere, en Imprescindibles, se estrena el recomendable documental Regardez la gilipolluá, monumento sardónico a una coloreada pareja en circunspecto blanco y negro. Tip y Coll, que había que reconocer que siempre estuvieron unos peldaños por encima de Gila, son el pináculo del humor español para aprendices, para los buenos y malos alumnos hasta el día de hoy. Estos señores eran muy de ahora cuando ni siquiera sabíamos si mañana existiría. Hicieron reír a varias generaciones desde el desencanto, la amargura, el sarcasmo y el gamberrismo dialéctico. Qué meritazo.
Salvando además las censuras en TVE cuando tener un opinión propia a veces era tan difícil de defender. Más o menos como ahora.
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